1. Don Pancho el conserje se cogió a mi hija (continuación)


    Fecha: 31/12/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... quedé quieta unos minutos de metiche sus gemidos no se hicieron esperar.
    
    Después de aquel día me abstuve por completo de coger con él, y por supuesto, encaré a mi hija y le dije hasta de que se iba a morir, la muy terca no me bajo de hipócrita y terminamos encabronadas. Prometió no volver a hablarme y dejó de visitarnos un tiempo, como no era la primera vez que pasaba pues la verdad ni me preocupé, al rato se le olvida.
    
    Mientras tanto, don Pancho seguía de putañero y veía como mis vecinas iban y venían de la conserjería, a veces hasta metía señoras ajenas al edificio que no se de donde conseguía. Algunas hasta lo mandaban llamar a sus departamentos dizque para destapar la cañería. Claro que la suerte no le podía durar para siempre. Resulta que como dos meses después de lo que conté en una madrugada se armó un escándalo cuando Héctor, marido de doña Laura de 41, sospecho que su mujer lo estaba engañando y regresó temprano del trabajo sin avisar, solo para sorprenderla bañándose con don Pancho luego de varias horas de sexo. El caso es que Héctor no dudo en golpearlo con un martillo de goma que traía en el carro pero don Pancho ...
    ... tampoco dudo en defenderse y logró escaparse de una madriza segura, lo malo es que a doña Laura si le dieron sus catorrazos.
    
    Despidieron a don Pancho y todas fingieron demencia, pero eso no evitó que se difundiera por la colonia que don Pancho se había metido con varias mujeres del edificio y que si no lo había logrado al menos sí lo había intentado con todas. Hasta mi marido me preguntó
    
    —¿Ese pinche viejo nunca se quiso pasar de listo contigo o sí?
    
    —Si me llegó a decir uno que otro piropo, pero ¡ay mi amor! a poco crees que iba a dejar que un viejo meado como ese me pusiera un dedo encima.
    
    —¿Qué? Debiste decirme en cuanto te dijera la más mínima cochinada, le hubiera partido la jeta enseguida, contigo nadie se mete, me vale si las vecinas son golfas sé que tú no me fallarías.
    
    —Claro que no mi vida, ven abrázame.
    
    Nos abrazamos tiernamente aunque en el fondo mi alma lloraba de vergüenza, luego comimos y fuimos al cine como recién enamorados. Lo cierto es que mi historia con don Pancho no termina aquí para mi mala suerte, pero puedo adelantar que la colección de brasieres y calzones de don Pancho no dejó de aumentar… 
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