La sumisión de tía Viviana
Fecha: 24/03/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... entraba en un estado de “sumisión química” donde, entre otros efectos, se convertía en un ser extremadamente manipulable que obedecía cualquier orden que se le daba, sin oponer la menor resistencia. El descubrimiento de esta droga me fascinó tanto que comencé a leer muchos artículos sobre ella en internet. Se utilizaba principalmente en robos, para que el asaltado entregue su dinero sin que se produzca ningún tipo de violencia. El delincuente solo debía ingeniárselas para que la víctima de turno tome un líquido en el que se vertió la burundanga, o que aspire algún pañuelo contaminado con dicha droga. Pero en un pequeño porcentaje se utilizaba para someter a mujeres y abusar sexualmente de ellas. No voy a detenerme en tantos detalles con respecto a las características de este fármaco, sólo agregaré que quien ingiere esta droga, en lo dosis adecuada, cae en un estado de amnesia por lo que olvida todo lo sucedido durante las dos o tres horas en que la droga surte efecto, lo que la convertía en una sustancia peligrosamente eficiente.
Así que ahí estaba, en mi cama, rememorando cada cosa que sabía sobre esa droga.
Me pregunté si mi integridad era realmente parte de mi esencia, o si sólo era buena persona porque sabía que determinados actos tenían consecuencias. Pero, ¿Y si no las tenían? ¿Si podía salir impune? En el fondo sabía que la oscuridad ya se había apoderado de mi corazón. Entonces me pregunté si sería capaz de hacer lo que fuese necesario para que mi fantasía ...
... (Mi obsesión) se concrete.
Escuché que alguien golpeaba la puerta. Sabía que era mi tía Viviana, ya que mamá me había advertido que vendría a lavar su ropa, porque su lavarropas se rompió. Antes de bajar a recibirla abrí el cajón de mi ropero, ahí estaba, un frasquito pequeño con el que cumpliría mis deseos. Lo guardé en el bolcillo. No importa cómo lo conseguí, baste con saberse que tengo algunos amigos que van por la vida caminando entre sombras.
Me di cuenta que estaba muy desarreglado, todo despeinado, con la remera arrugada, con una bermuda y ojotas, pero no había tiempo para esos detalles. Bajé a abrirle.
—Hola Carlitos. —Me saludó. Llevaba un vestido encantador, de color blanco con flores verdes y rojas. Cargaba una bolsa grande, donde supuse que llevaba la ropa sucia.
—Hola tía, la saludé.
—Te dijo tu mami que venía ¿No? —Preguntó, mirándome con sus radiantes ojos verdes.
—Sí tía.
—Bueno, voy al lavadero, no te voy a molestar…
—Vos no molestas para nada tía. —dije.
—Qué divino que sos. —me dijo, y me dio un sonoro beso en la cara.—Voy poniendo esto en el lavarropas y después hablamos ¿querés?
—Bueno.
Mientras se iba para el fondo noté que el vestido dejaba gran parte de la espalda desnuda, y además pude ver la tanga blanca a través de los estampados de flores del vestido. Ahí se me fueron todas las dudas. Mi tía se convertiría en mi esclava por unas horas, si luego había consecuencias, estaba dispuesto a enfrentarlas, lo que no estaba ...