1. El Cazador - Parte 4


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... justo detrás de Mati se encontraba mi espejo, donde siempre me observaba antes de salir, y el cual ahora mostraba el enorme culo de mi amigo en todo su esplendor, mientras se metía mi pene a su boca… La situación no podía ponerme más excitante. ―¿Qué miras con tanta atención? ―preguntó Mati al verme con la mirada perdida en el espejo y luego de volverse y sonreír al darse cuenta, se volvió nuevamente hacia mí― ¿Te gusta? Déjame ayudarte. Entonces Mati se desabrochó el pantalón y de un tiro se bajó todo, dejando su culote al aire. Ahora el espejo mostraba las hermosas nalgas de mi amigo al aire libre, y parte de su rico agujerito. ―Me encanta ―suspiré terriblemente excitado. Mati continuaba chupándomela y de vez en cuando llevaba una de sus manos a su trasero y se abría una nalga para que yo pudiera verle mejor el agujerito… No podía negar que mi amigo sabía muy bien como complacerme… eso me encantaba. ―Ya estoy por venirme ―le anuncié luego de un rato, tratando de contener mi eyaculación. ―Vente ―dijo entre chupadas. ―¿En tu boca? ¿Estás seguro? ―Sí ―contestó―… quiero saber a qué sabe… Entonces ya no pude contener más mi eyaculación y solté todo mi semen en su boca… La ...
    ... expresión en su rostro fue excelente… una mezcla de confusión y excitación que me encendieron más y que me hicieron perder un poco el control de mi pene, soltando unos cuantos disparos en su rostro y en sus labios. ―Lo siento ―dije, riendo. ―No te preocupes ―dijo mi amigo y luego se puso de pie y se fue al espejo, soltando una carcajada sonora―. No puedo creer que me vea así… Con la boca y la cara llena de tu semen… ―Ni yo ―Pero… me gusta ―dijo con una sonrisa seductora y luego se fue a limpiar la cara, mientras yo me limpiaba el pene. Luego de un rato salió del baño como nuevo. ―Como si nada hubiera pasado ―dije sonriendo―, tú sí que eres bueno cubriendo los rastros. Aún no sé cómo hiciste para deshacerte de esa sabana llena de semen en casa de Antonio. ―¿De qué hablas? ―preguntó confundido. ―Las sabanas que manchaste con tu semen… la hiciste desaparecer… ―Yo no lo hice, pensé que lo hiciste tú… Cuando desperté ya la sabana no estaba… Las palabras de Mati hicieron que mi corazón se acelerara de golpe. Aquello sólo podía significar una cosa… alguien más se deshizo de esas sabanas… lo que quería decir que alguien más sabía lo que pasó aquella noche en casa de Antonio… ¿Pero quién? 
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