El Cazador - Parte 4
Fecha: 25/03/2019,
Categorías:
Gays
Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues
... semi desnudo. No había necesidad de usar mi nombre falso. ―Yo soy Samuel, mucho gusto ―dije estrechándole su mano, y devolviéndole la sonrisa. Su rostro volvió a iluminarse con una sonrisa y fue entonces cuando me fijé más en sus facciones. A pesar de que era un hombre mayor, de unos 40 y tantos, según mis cálculos, la piel de su rostro se veía suave, bien cuidada, y la barbita ligera que llevaba en su mentón le hacía verse muy bien. Era un hombre bastante atractivo. ―Bueno, Samuel, ya pasa de medio día, ¿No deberías llamar a tus padres? ¿Seguramente estarán preocupados por ti? ―No vivo con mis padres ―contesté, mientras me desperezaba y salía de la cama―. Soy de provincia y ellos se quedaron allá. Yo comparto depa con un amigo. ―Eres bastante joven para vivir sólo, ¿Cuántos años tienes? ¿19 o 20? ―Tengo 22… ya estoy en mi último año de la universidad ―dije y luego le señalé el baño, preguntándole con un gesto si podía usarlo. ―Adelante ―dijo con una sonrisa y luego se volvió hacia su ropero para continuar cambiándose. Me sentía nervioso mientras me lavaba al imaginar que aquel hombre se encontraba desnudo, cambiándose a unos metros de mí, pero no estaba seguro de que fuera por causa de excitación, nunca antes me habían atraído los hombres mayores, tal vez era sólo debido a que me sentía incómodo. Cuando me puse a orinar y sentí mi pene algo raro y rojo recordé de inmediato a Mati y todo lo que habíamos hecho la noche anterior… ¿Cómo pude haberlo olvidado? De inmediato cerré ...
... mi pantalón y salí corriendo del baño y para variar me encontré cara a cara nuevamente con Armando, chocándome nuevamente con él. ―Hey… ¿Dónde es el incendio? ―dijo, sujetándome de los hombros para que pudiera recuperar el equilibrio. Siempre que me chocaba contra él, el que terminaba perdiendo el equilibrio era yo. ―Lo siento, lo siento ―me disculpé y no pude continuar hablando ya que el aroma que salía de su cuerpo me dejó algo confundido. Era una mezcla de jabón, old spice y un aroma cálido que no pude reconocer pero que me invadió por completo. ―Debes mirar mejor por dónde corres ―dijo con una sonrisa y luego una de sus manos acarició mi mejilla suavemente, como lo hace un adulto cuando quiere mostrar cariño hacia un niño pequeño. Mi mente empezó a volar en ese momento. Aquel aroma embriagador, sus manos grandes y fuertes sosteniendo mi cuerpo y su calor y aliento cerca de mi rostro hicieron que mi cuerpo se estremeciera de una forma extraña, algo que nunca me había pasado y menos con alguien de su edad. ―Lo siento… debo irme ―dijo y luego sonreí torpemente, sin saber porque lo hacía. ―Te veo luego entonces ―contestó y luego me soltó. Aún cansado y con dolor de cabeza, salí del departamento de Armando y fui directo hacia el de Antonio, dando un par de respiros profundos antes de tocar la puerta. ―¿Samuel? ¿Qué haces aquí? ―preguntó Antonio al abrir la puerta, con el rostro somnoliento. ―Hey, Antonio… perdona por despertarte… Anoche me tuve que ir rápido y creo que perdí ...