Enfiestada con mi hijo
Fecha: 18/08/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... un tímido baile de egresados se formaron grupos de parejas que conversaban bajo el ruido de la música, golpeados por los haces de luz intermitentes que marcaban un ritmo inexistente. Alejandra bailaba sola, como poseída delante de mí, contorsionando su figura para atraer algún hombre. Después de una hora salimos a la cubierta del barco para tomar aire y alguna decisión para terminar la noche.
Contemplábamos el mar con la música de fondo y unas copas en nuestras manos.
-Ale, ya me quiero ir, estoy aburrida.
-Yo también, no hay un solo hombre libre o son todos maricones. Te acuerdas como la pasábamos en los bailes de la escuela.
-jajaja, sí me acuerdo, siempre terminábamos borrachas.
-jajaja, sí y cuando te hiciste la borracha y nos acostamos con tu ex.
-Por tu culpa, terminamos cogiendo con ese hijo de puta.
-Sí, pero te gusto chupar esa poronga, puta.
-jajajaja, ¿por qué a vos no?
-Claro y lo repetiría. ¿Por qué no hacemos lo mismo?
-¿Con quién?
-Con cualquier pajero de la fiesta.
-Ni loca, son todos compañeros de trabajo, casados o de novio, no quiero tener problemas, yo los tengo que ver en la semana.
-Dale, estoy caliente, quiero una noche para mí, quiero coger con otro hombre, no aguanto al enfermo de mi marido, me trata como si fuera la Virgen María. Quiero divertirme. ¿Por qué no vamos a tu casa y excitamos a Ignacio?
-¿Estás loca? Es mi hijo.
-Dale, no le vamos a hacer nada, lo calentamos un poco como hacíamos con los ...
... chicos.
-No, ni loca.
-Pero vamos, es un juego, me quiero reír un poco, te haces la borracha y lo manoseamos un poco cuando nos ayuda, un juego inocente.
-No, te conozco, cuando empiezas con algo no puedes parar.
-Vamos, acá no pasa nada y no quiero perder toda la noche.
-Bueno vamos, pero no quiero hacer de borracha.
Bajamos del barco, caminamos por la costa mientras se desvanecía la música y nos acercábamos a mi automóvil. Quería manejar Alejandra, yo la deje, no me molestaba, al contrario había tomado algo de alcohol y era mejor si ella se sentía más lucida para conducir.
Estábamos a una media hora de casa, yo estaba cansada y en el viaje entre en un profundo sueño, sólo me desperté cuando se detuvo el coche. Abro los ojos y no veo al volante a nadie, miro por la ventanilla y ahí estaba Alejandra, hablando en la puerta de mi casa con Ignacio. Gesticulaba con las manos como dando algún tipo de explicación, lo toma de un brazo y se acerca hablando en voz alta para que la escuche bien claro.
-¡Mira como está! No se puede mover, tomo demasiado, pero así es tu mamá cuando empieza no puede parar.
No podía creer que le estaba diciendo a mi hijo mientras me guiñaba un ojo. No sé porque razón le sigo la corriente, una decisión que tomé en breves segundos. Ya no podía tirarme atrás, sino le estaría mintiendo a mi hijo, no me podía mostrar recuperada por arte de magia de una tremenda borrachera. Cierro los ojos y me dejo llevar por la situación.
-¡Vamos ...