1. La maravillosa experiencia con mi hijo


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Libra, Fuente: CuentoRelatos

    ... vuelta, porque eso sí siempre dormíamos los dos con el pijama.
    
    Por supuesto que seguíamos durmiendo juntos, habíamos intentado hacía algún tiempo dormir cada uno en su habitación pero ni él estaba a gusto ni yo podía conciliar el sueño sin tenerlo allí cerca, ya que a medida que crecía cada vez más lo veía como mi protector, así que no nos lo planteamos más, seguiríamos compartiendo habitación y cama, pues no teníamos ningún motivo para cambiar.
    
    Además nos lo pasábamos bomba, pues antes de dormir nos contábamos montones de historias el uno al otro ya que él no tenía secretos para mí. Yo me reía de sus tonterías y así hasta quedarnos dormidos.
    
    Por las mañanas a veces se ponía a jugar conmigo, me pegaba con la almohada, me quitaba las mantas, se me subía encima, me pellizcaba, me hacía cosquillas, aunque lo más que se atrevió alguna vez en materia de sexo fue apretarme en una teta y simular la bocina de un coche para reírse tontamente; pero nunca vi otra intención que no fuese el juego, aunque sí pude alguna vez apreciar por el tacto o por la vista que el paquete se le alteraba y le crecía un poco. Yo no le di importancia, pensé que era algo normal.
    
    Ni por su parte ni por la mía pasó nunca jamás la idea de otra relación que no fuese la de madre e hijo, por lo menos hasta la fecha en que cuento al empezar el escrito, él con dieciocho años ya bien cumplidos y yo casi llegando a los cuarenta.
    
    El caso es que hacía algunas noches que lo veía un poco inquieto en la ...
    ... cama, daba vueltas, no parecía dormir tranquilo, incluso le pregunté que si le ocurría algo, pero me contestaba que no, así que terminé por dejarlo en paz.
    
    Pero aquella mañana todo fue distinto. Me despertó al subirse encima de mí, me besó suavemente en la cara, y acercándose a mi oído, me dijo bajito:
    
    –¡Quiero follarte!
    
    Me quedé tan aturdida, entre el reciente despertar y la frase que le escuché, que tuve que cerciorarme de haber oído bien:
    
    –¿Cómo dices?
    
    –Eso, que quiero metértela toda ahí –dijo apretándome la tripa.
    
    Por mi cabeza pasaron en un momento, todas las cavilaciones que me había hecho acerca de con quién sería la primera vez de mi “pequeñín”. No quería que fuera una jovencita por si su inexperiencia los llevara a un embarazo de jóvenes. Tampoco me gustaba que lo iniciase una profesional del sexo. Igualmente me aterraba la idea de que lo hiciesen sin cuidado y le contagiasen alguna enfermedad. Todo ello quizás pudo influir en mi decisión.
    
    Ya sé que tenía que haberme enfadado, haberlo bajado de allí donde permanecía subido… pero sólo pude decir:
    
    –Si te atreves…
    
    Su reacción fue inmediata se despojó de todas sus ropas y tiró de las mías tan fuerte que casi me las rompe. Apenas me dio a tiempo a colocarme cuando empecé a sentir su pene completamente erecto entre mis piernas llenándome de ese líquido resbaloso que indicaba su total excitación. Le dejé que hiciese a su antojo, y tras unos intentos de pinchar por donde no era, acertó con el agujero ...
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