Mi hermana Julia
Fecha: 14/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: ya1gor9di4si, Fuente: SexoSinTabues
... hermana y yo, hasta que hacia la caída de la tarde volvían nuestros padres. Julia cumplía con lo suyo y yo con lo mío. Para ninguno de nosotros era una cuestión problemática. Sí era un incordio la presencia permanente de Julia en casa, lo que limitaba en algún modo, mi libertad de acción. Me sentía algo controlado, pero no era un problema insoluble. Mis estudios por aquel entonces atravesaban una fase mediocre y teniendo en cuenta que Julia era brillante, terminaba Bachillerato y apuntaba a la Universidad, algún trabajillo extra me caía con frecuencia, para darle a Julia más lugar a que preparase mejor sus exámenes finales. Respecto a Julia… bueno, ¿qué puedo decir? La verdad es que siempre la vi simplemente como mi hermana; nada más, sin connotación sexual alguna. Muchos de mis amigos, con los que, tanto mi hermana como, yo crecimos juntos, me repetían una y otra vez lo buena que se había puesto Julia: tío; ¿en qué mundo vives? Julia está de muerte; tiene a todos los del insti babeando tras ella Julia es bonita, eso seguro; es morena, como nuestra madre; alta; bien proporcionada; y con sus diecisiete años y una figura muy esbelta, hasta parecía un poco frágil. Pero tenía unos hermosos pechos que, sin ser excesivamente grandes, adornaban soberanamente esa figura de muñeca, dándole la fuerza y el vigor necesario para configurar una planta casi de mujer. Recuerdo bien los comentarios graciosos y un tanto machistas de mi padre cuándo ella empezó a desarrollar sus pechos; las ...
... reprimendas que mi madre le dirigía; y los enfados monumentales de mi hermana… cosas naturales, imaginaba yo entonces. Yo, por mi parte, hacía poco caso de todos esos comentarios de mis amigos sobre mi hermana… los aceptaba; pero al mismo tiempo los rechazaba interiormente. Bastante tenía con intentar vencer mi timidez para abordar a las chicas y tratar de ver cómo podía “comerme alguna rosca”. Yo veía a Julia todos los días; habíamos crecido juntos; para mí, Julia no tuvo tetas de la noche a la mañana; fue algo progresivo y no puedo recordar cuándo dejó de ser esa chiquilla con la que me peleaba de pequeño, y cuándo empezó a ser esa mujer que mis amigos me repetían una y otra vez, y que, horror para mí, tenía cada noche durmiendo en el cuarto de al lado. Tampoco me esforcé nunca en verla desnuda. No sentí esa pulsión de intentar ver en mi hermana lo que tanto ansiaba ver en mis compañeras de clase. Jamás la espié ni nada por el estilo. La recuerdo perfectamente en la playa de pequeña, cuándo no llevábamos traje de baño… y, para mí, no había cambiado tanto. A mí, la chica que me volvía loco de verdad era una cría de mi clase, Patricia, un año mayor que yo, pero por mi timidez no me atrevía ni siquiera a decirle algo. Tan cortado era yo entonces. -Patricia pronto se enrolló con otro-. En cuanto a mi físico no hay mucho que comentar; también era moreno, de una estatura normal para mi edad, y según pude comprobar a través de juegos y “cosas de niños”, las chicas en el colegio se ...