Mi prima, una morena llamada María
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... y...
María, me interrumpió.
-Y voy yo y me lo creo. Seguro que no sabes ni cómo se toca una mujer.
-¿Te refieres a cómo se masturba? Si es a eso te diré que depende de la mujer, hay quien se acaricia el del capuchón, hay quien se mete dedo y hay quien hace las dos cosas al mismo tiempo. Lo que si hacéis todas es pensar en alguien... y magrear las tetas, antes y mientras os tocáis. ¿Tú qué haces, tocas...?
-¡La gaita!
-¿La saco?
-¿Lo qué?
-Mi gaita.
-¡Vete a la mierda!
-Baja las bragas y ponme el culo a tiro.
-¡Eres exasperante! Tanto comer, comer, y seguro que es todo inventado.
-¿Quieres que te cuente cómo hice que se corriera mi última víctima?
-No fui tu víctima.
-No hablaba de ti. Hablaba de la mujer casada más hermosa de la aldea.
-¡¿Te follaste a Carmela, la pastora de cabras?!
-No debí dar tanto detalle.
-Cuenta. ¿Cómo la sedujiste?
-No la seduje, la pillé masturbándose en la cañada del Tiñoso. Estaba con las tetas al aire...
-¿Cómo las tiene?
-Grandes como melones.
-¿Cómo son sus pezones?
-Grandes.
-¿Cómo de grandes?
-De unos tres centímetros y gordos como dedos. Tenía dos dedos metidos en el coño...
-¿Y sus areolas?
-Grandes como esas galletas tocayas tuyas.
-¿Cómo es su coño?
-¿Para qué quieres saber tantos detalles?
-¿Tú qué crees?
Pensé que era para hacerse un dedito pensando en ella, y mi polla latió sin control.
-¡Hostias!
-Déjate de hostias. ¿Cómo es su ...
... coño?
-Grande, y lo rodea un inmenso bosque de pelo negro. En fin, que al verme casi le da un infarto. No te voy a reproducir la conversación, ni como le comí las tetas, pero te diré que acabé con mi lengua en su coño.
-¿Qué le hiciste con la lengua?
-Primero lamí sus labios, después su garbancito, después su ojete, después le metí la lengua en la vagina y en el ojete, más de veinte veces en cada uno, después le metí dos dedos en el coño, le lamí y le chupé el garbancito. -me pareció que María estaba apretando las piernas- Soltó un chorro de jugo que fue a parar a mi boca, y luego otro, otro y otro y otro. Se corrió como una loca.
-Se ve que sabes de lo que hablas.
Después de haberme preguntado cosas que no se preguntan, creí que la tenía.
-¿Echamos un polvo, María?
-Contándome esas cosas querías calentarme, ¿verdad?
-Verdad.
-¿Y yo diciéndote: "Tu qué crees", te calenté a ti?
-¡Vaya si lo hiciste!
Me echó la lengua para burlarse.
-Pues vete al río y refréscate, capullín.
Había estado jugando conmigo. Tenía que decirle algo.
-¡Estrecha!
Se carcajeó, y después me dijo:
-Me gustó verte caer como un pardillo
-Y a mí sentir como te corrías en la fiesta.
Se enfureció.
-¡¡Arrrrg!! ¡Eres un cabrón sin sentimientos!
¡Qué coño! Estaba sentado como un indio y seguí haciendo el indio.
-Si yo te quiero, bonita.
Puso sus manos detrás de la nuca, como insinuándose, y dijo:
-Sí. ¿Y qué más?
-Te quiero... comer las tetas.
Su cabreo ...