Mi prima, una morena llamada María
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... y le di mordisquitos en el pezón. Después de quitarme la teta derecha de la boca, sacó la izquierda, me la puso en los labios, y con voz acaramelada, y colorada como un tomate maduro, me dijo:
-Toma, vicioso.
Después de comerle las tetas bien comidas, busqué su boca y la encontré. Rodeó mi cuello con sus brazos y nos besamos con pasión. Le volví a magrear las tetas, metí mi mano derecha debajo de su vestido y le acaricié el interior de los muslos. Abrió las piernas. Toqué su coñito por encima de las bragas y noté que estaba chorreando. Apreté un dedo contra su raja y el dedo se hundió con las bragas dentro de ella. Acaricié su clítoris. Al ratito le aparté las bragas hacia un lado y le metí un dedo. Entró justo, como entra un dedo en un dedal. Le masturbé el coñito estrechito. Poco después, mi prima, dejó de besarme, apretó mi dedo con su coñito, y me dijo:
-Me corro, Quique, me corro.
Me volvió a besar y sentí la fuerza de su corrida mientras me chupaba la lengua.
Al acabar de correrse, le pregunté:
-¿Me dejas que te coma el chochito?
María, se sorprendió.
-¡¿Así, mojado cómo está?!
La volví a besar.
-Es cuando mejor sabe.
Echándose sobre la hierba, y quitándose las bragas, me dijo:
-Eres un cochino.
Le levanté el vestido. Su coño estaba rodeado de una gran mata de pelo marrón. Lamí toda su humedad antes de hundir mi lengua en su vagina. María comenzó a gemir. Le lamí el clítoris erecto y totalmente fuera del capuchón y fui ...
... aumentando la presión y la velocidad de la lengua sobre él... Al rato, María, me dijo:
-Me voy a correr otra vez, Quique.
Era de orgasmo fácil.
-Córrete, princesa.
Segundos más tarde, me decía:
-¡Me voooy!
Se corrió en mi boca. Sentí las contracciones de su vagina en la punta de mi lengua y el sabor como a ostra del jugo de su orgasmo. A pesar de hacer un arco con su cuerpo, temblar desaforadamente, retorcerse, y mover su pelvis de abajo arriba y de arriba abajo, no desbordó.
A acabar de correrse, le besé los pezones y después la boca. Entre beso y beso, me dijo:
-¿Quieres que te la sople?
-Sopla.
Me sacó la polla de su cárcel, me la cogió con la mano derecha, y sopló, me sopló la polla como si fuese una gaita, y encima, me preguntó:
-¿Por qué no se hinchan las pelotas?
Aguanté la risa, y le dije:
-Porque ya está hinchadas. Ven.
Nos volvimos a besar. Al rato, le dije:
-Ponte a cuatro patas, María.
-¡No! Mi virginidad es para Pablo. Se la daré en nuestra noche de bodas.
-No te la voy a meter, te voy a comer el culo.
Poniéndose a cuatro patas, me dijo:
-Eres muy, pero que muy, muy cochino.
Cogiéndola de las tetas, lamí desde el periné al ojete. Jugué con la lengua en el agujero y después se lo follé con la puntita. María, entre gemidos, me dijo:
-Me gusta que seas un cochino.
Froté el glande mojado en la entrada del ojete. Se alarmó.
-¡¿No me la irás a meter en el culo?!
-Así no quedarías preñada ni perderías la ...