1. A los pies de Laura


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos

    A los pies de Laura
    
    Aquella tarde amenazaba lluvia, pero ese hecho me tenía sin cuidado. Aunque, como muchos seguramente lo saben, no hay como pasar una tarde lluviosa en casa, viendo una película o leyendo un libro cuya trama nos atrape. Esta vez, sin embargo, ocurrió que me encontraba en un acogedor restaurante, disfrutando de un refresco de cola y devorando una deliciosa hamburguesa gourmet; mis ojos, por su parte, estaban entretenidos leyendo una novela con algunas escenas un poco picantes, en aquel momento leía un párrafo que decía lo siguiente:
    
    Fernando se encontraba en aquel preciso instante sentado en una tumbona a la orilla de la piscina del hotel. Magda, su chica, luciendo un atrevido minúsculo traje de baño de color blanco de dos piezas, que poco dejaba a la imaginación, se encontraba tendida sobre otro diván, mostrando sus muy bien torneadas piernas, su busto, que parecía estar a punto de desbordarse de la tela que lo aprisionaba, sus labios que solicitaban a grandes voces que alguien los besara… Su cabello profundamente negro de diosa salvaje… Pero Fernando, sentado al borde del canapé al lado, no tenía los ojos puestos sobre aquel lujurioso cuerpo que necesitaba mitigar su ardor. Fernando miraba sus pies, los pies de aquella chica que era su amada princesa… deseaba aquellos seductores pies ardientemente, quería besarlos, acariciarlos. Sentía una tremenda debilidad por aquella parte de la anatomía de su chica. Aquellos pies eróticamente bien delineados ...
    ... eran…
    
    Aquel párrafo que estaba leyendo me hizo reflexionar sobre algo que, relacionado con temas eróticos, nunca había ocupado mi mente. ¿Cómo era posible? comencé a preguntarme a mí mismo seriamente, que los pies de una mujer pudieran llevar a alguien a experimentar tal grado de deseo. Cerré el libro colocando previamente por marca de lectura una servilleta, y di una mordida a mi hamburguesa, y mientras la degustaba despacio en mi cavidad bucal, estuve rumiando un poco en mi mente cómo sería eso de sentir tanta devoción erótica por esa parte del cuerpo humano. Realmente no me lo podía explicar. Mientras me perdía en mis lucubraciones filosóficas de tan refinado o depravado erotismo, un viento fuerte, acompañado del oscurecimiento del firmamento y de plomizas nubes manifestando su incapacidad de contener el diluvio inminente hizo su aparición. En ese instante, súbitamente, las puertas del restaurante se abrieron, y una chica, con el cabello negro lacio muy alborotado por el viento, buscando refugio contra la amenazadora tormenta, penetró en la estancia. Mis disquisiciones filosóficas se vieron interrumpidas entonces abruptamente, y por un momento me dediqué a observar a la recién llegada. «¡Vaya—pensé inmediatamente— qué chica más bonita!» Y luego me fijé en su vestuario: Una blusa de punto tipo polo color amarillo pastel, y una falda corta de paletones gris oscuro. Luego posé mi mirada en su anatomía: cara bonita, busto atractivo, no excesivo sino encantador; las piernas… ni ...
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