A los pies de Laura
Fecha: 21/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
... de Miguel Ángel; con sus uñas pintadas de un delicado color rosa suave, o al menos eso me parecía desde donde me encontraba. Entonces caí en la cuenta de que, en realidad, los pies de una chica podían tener su lado erótico. Después de algunos minutos, la tormenta cedió y decidí marcharme a mi casa. Pero antes, disimuladamente, como un delincuente antes de cometer un acto infame, agarré el móvil y le tomé una foto a aquella chica que tanto me había embobado; bueno, quería también guardar la imagen de sus tersas y exquisitamente torneadas piernas. Antes de abandonar el local, por el rabillo del ojo volví a verla para llevarme el recuerdo de ella, pues estaba seguro que una vez saliera de aquel recinto nunca más iba a volver a encontrármela. Pero el destino, como un duende burlón, tiene sus propios y maliciosos planes.
Pero, continuando con eso de los pies, hasta Rodolfo Boulanger, amante de Emma Bovary, cuando la conoce, una de las cosas que le gustan son sus pies. ¡Vaya uno a saber qué clase de locura es esta!
Referente a esto de los pies, ahora lo recuerdo, existe un antiguo relato que tiene algo muy extraño, esotérico y sensual. Recuerdo que hace ya bastante tiempo, buscando información sobre algo que no viene al caso en esta historia, y que más bien está relacionada con ovnis y esas cosas inauditas, leí que allá por el año de 1791 en un pequeño pueblo, cerca de Pavía en Italia, se encontraba una vez una chica campesina parada en un prado, cuando un ...
... inexplicable globo luminoso se materializó de la nada, rodando luego por el suelo hasta llegar a los pies desnudos de la chica, los cuales acarició, para luego elevarse por debajo de su ropa y salir por el centro de su blusa. Bastante lujuriosa la acción de esta bolita, ¿no? Como puede verse, si esta esferita luminosa y libidinosa, era un ser extraterrestre, no le hizo ascos a los pies de una campesina que seguramente muy aseados no los tenía. Sin embargo, indudablemente deberemos de concluir que tal obsesión pecaminosa por esa parte del cuerpo, no tiene una explicación fácil, pues al parecer guarda también connotación interplanetaria.
El tiempo fue pasando, como tiene que ocurrir, pues no se estanca, aunque nos quedemos en la cama sin hacer nada, y tal como lo había previsto, aun cuando fui en varias ocasiones al restaurante, no la volví a ver. Pero la verdad, es que estaba subestimando la astucia de Eros, que jamás da puntada sin hilo.
Un par de meses después del suceso del restaurante, recibí una llamada telefónica en mi casa temprano por la noche, era mi prima Evelyn que me llamaba para proponerme algo. Yo me encontraba descansando, por lo cual respondí de mala gana aun después de haberme enterado de quién llamaba.
—Aló, ¿Joaquín?
—Aló —contesté con tono molesto.
—¿Joaquín?... soy yo, tu prima Evelyn…
—Sí, ya sé que eres tú… ¿Qué quieres? —contesté secamente.
—Veo que estás molesto… disculpa si te he importunado, pero únicamente te llamaba para ...