1. El oro nos gusta a todos


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... adormecido.
    
    Las tres mujeres llevan ya varios minutos excitando con manos y boca el pollón del hombre moreno y fortachón, quien de pie, con las piernas abiertas y los brazos en jarras luce una erección tremenda, con las venas hinchadas que parece que van a explotar, el capullo y el tronco muy brillantes, y cada vez más violento, poniéndose muy cachondo.
    
    —Me vais a demostrar lo que valéis, putas
    
    Al igual que hiciera su compañero más joven con los hombres, va pasando de una a otra de las hembras arrodilladas a cuatro patas sobre uno de los sofás. Primero unos pollazos en la boca, luego en el coño, después el ano, todo ello aderezado de insultos, azotes en el culo, pellizcos, alguna que otra bofetada en la cara y en las tetas. El tipo es un animal, pero desde luego es un follador tremendo. Lleva más de treinta minutos con un ritmo impresionante que no se ve ni en las películasporno,seguro que alguna de las tías se ha corrido, si no todas, pero ya desde hace unos minutos todas se quejan y lloriquean, lo que cabrea al supermán. Según le tiene metida la polla a una de las mujeres en el coño, otra empieza a comerle el culo y a meter su lengua lo más dentro que puede, mientras la tercera chupa y mordisquea los pezones del hombre. En apenas un par de minutos de este tratamiento, un grito fuerte, largo, poderoso, parece surgir de lo más hondo del hombre, quien saca la polla de la mujer y se corre soltando muchos chorros de semen salpicando el suelo, el sofá y los tres ...
    ... rendidos cuerpos de las hembras. Exige que le limpien con la lengua y queda adormilado junto a su compañero.
    
    Un rato después, tras otra rápida llamada telefónica y nueva discusión entre los encapuchados, sacan hasta el maletero de un coche las bolsas en donde han guardado el dinero y las joyas robadas. El jefe se detiene un momento junto a Valeriano, parece indicarle algo, sale al jardín y, de repente, suenan cinco o seis disparos en el salón e inmediatamente giro la cabeza y veo al constructor con una negra pistola en la mano, no parece estar nervioso, apuntando a los dos ladrones que están caídos en el suelo. Es evidente que han muerto. En el jardín se oyen los acelerones de un coche en el que el tercero de los ladrones se da a la fuga a toda velocidad con las bolsas que contienen el botín.
    
    Estamos todos quietos, todavía asustados, retumbando en los oídos el ruido de los disparos y respirando el olor característico de la pólvora quemada.
    
    —¿Están muertos?
    
    —Sí, los dos
    
    —Joder, quémarrón.Vaya lío en el que nos van a meter estos dos cabrones
    
    Valeriano ha dejado la pistola sobre una mesa, nos ha quitado las ataduras a Julia y a mí y se dirige al resto de los presentes.
    
    —¿Qué podemos hacer?, hay dos muertos, no sé qué dirá la policía, y si denunciamos el dinero robado Hacienda nos va a crujir a inspecciones, todo estabaen negro. Una parte importante del dinero y las joyas era vuestro, qué decís. Si sale a la luz pública lo de nuestras reuniones sexuales y lo de ...
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