1. El Motel


    Fecha: 23/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos

    ... horno, ensalada verde y un vaso de leche. En la mañana, siempre a las 4:45 am tomaba el desayuno que se le dejaba en el restaurante, un café negro, un zumo de guayaba y pan de maíz asado con queso amarillo y jamón.
    
    El misterioso hombre, mientras iba escoltado por Ana Luisa hacia su habitación, sintió una extraña atracción por la mujer. Ana era una chica de mediana estatura, de piel afrodescendiente; pero con facciones anglosajonas. Sus piernas eran esbeltas y hacían una simbiosis con su redondo trasero de morena.
    
    — ¿Qué quiere para cenar?
    
    —Lo mismo de siempre señorita—respondió el misterioso hombre, viendo esta vez los pechos semi descubierto de Ana Luisa.
    
    —A la orden señor, le aviso cuando esté lista.
    
    Una vez cerrada la puerta de la habitación, el hombre colocó su bolso negro encima de su mesa. Sacó su contenido, tomó implementos de mantenimiento de armas y empezó a preparar las herramientas con las cuales se ganaba la vida. Era un asesino a sueldo, con contratos exclusivos por parte del gobierno de ese país, para eliminar a grandes delincuentes y mafiosos que el estado se le hacía casi imposible neutralizar, ya sea porque lograban comprar jueces o fiscales, o simplemente eran muy poderosos. También exterminaba a sujetos que eran azotes de barrio o grupos que extorsionaban a los productores agropecuarios. Su nombre era un misterio total, sus clientes solo le conocían cómo “Gavilán”.
    
    Ana Luisa no se daría por vencida ese día, intentaría hacer el amor con ...
    ... aquel hombre; pero sentía que no aguantaba más, así que mientras esperaba que la cocinera tuviera la cena lista, se había sentado en la recepción, se desabrochó el jean y se empezó a tocar, dando rienda suelta su fantasía, frente a su vista estaba Don Arturo que hacía mantenimiento al Conquistador.
    
    **
    
    Ella empezó a frotarse con energía, sus ojos se cerraron por reflejo y a la vez para poder visualizar mejor su fantasía, una fantasía que se había convertido en una obsesión. Ana Luisa ignoraba por completo si aquel hombre era un matón, o algún tipo de rufián; pero tal cosa no le importaba en absoluto, quizás el solo pensamiento de que era un mal hombre hacía que fuese más atractivo para ella, cumpliéndose aquel viejo proverbio “lo prohibido atrae”. Don Arturo ignoraba por completo lo que hacía la recepcionista frente a ella, sin tan solo volteaba hacia atrás, podía ver a la mujer disfrutando de ella misma. Ana Luisa tomó uno de sus pechos, acariciando la piel de éste y también su pezón, estaba sentada y sus piernas estaban abiertas, sus dedos se mojaban profusamente, estaba cerca de obtener lo que buscaba; de pronto se escuchó una voz de una mujer de mediana edad: “¡Ana Luisa, está listo!”. Era la cocinera quien terminaba de preparar la cena solicitada, Ana se detuvo en seco, respirando profusamente, el sudor recorría su frente, sacó la mano de su sexo, tomó una pequeña toalla blanca y se limpió los dedos cubiertos de su excitación, limpió el sudor de su frente y el de su ...
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