El Motel
Fecha: 23/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos
... pecho y se dirigió al restaurante que estaba muy cerca de la recepción.
—Está lista la comida de tu novio—dijo la cocinera, y al mismo tiempo se limpiaba sus manos sobre un delantal blanco que tenía puesto, el cual ya tenía diferentes colores de tanto usarlo para limpiarse las manos.
—Ojalá fuese mi novio, aunque sea por un día—contestó Ana mientras estaba parada ante la cocinera. Suspiraba como una adolescente.
—Déjate de pendejadas, mujer. Anda y llama al señor para que venga a comer.
Ana Luisa fue hacia la habitación. “Tum,tum”, tocó a su puerta.
— ¿Síiii?
—Señor, su cena está lista.
—Gracias, bajo en un segundo—contestó el hombre de manera seca.
Ana sintió por un momento que sería otro día más sin poder estar con su codiciado hombre. Después de avisar sobre la cena, volvió a su recepción, leería una revista, una de tantas.
Gavilán comió su bistec de la manera más decente, como si se tratase de un fino caballero inglés; eso le intrigaba mucho a la cocinera, ya que el aspecto de tal hombre era de alguien muy rudo y tosco, pero a la hora de comer lo hacía como ningún cliente, incluso, sus finos modales ante la mesa superaban a los hombres que llegaban al lugar en lujosos carros y con aspecto de personas adineradas.
— ¿Desea un postre señor?—preguntó la cocinera cuando vio que el misterioso hombre de gafas oscuras terminaba su comida.
—Un vaso de agua fría con hielo estaría bien.
Gavilán tomó todo el contenido del vaso. Luego dejó dos ...
... sumas de dinero, una para la cuenta y la otra era una suculenta propina para la cocinera que doblaba el costo de la cena. Después de eso se dirigió nuevamente a su habitación para descansar y marcharse al otro día, tal vez regresaría en quince días, o quizás en un mes.
Mientras tanto Ana Luisa volvía a fantasear con su hombre de lentes oscuros; nunca le había visto sus ojos, no sabía de qué color eran, ni como eran sus cejas; lo cierto es que, Ana intentaría entrar a su habitación a las 11:00 pm. “Todo o nada” se dijo así misma, tal acto le podría costarle su empleo, pero se justificaba diciendo que tal riesgo valía la pena.
Cuando se hicieron las once en punto, Ana Luisa se dirigió hacia la habitación, tenía la otra llave, “Ningún hombre puede resistirse”, pensó.
***
Ella previamente había tomado una ducha, pensó que quizás la técnica de las feromonas no funcionaba, por tal motivo recurrió a lo tradicional; se había enjabonado con un cremoso jabón perfumado con esencia de durazno y luego de ducharse se perfumó con una suave colonia de una de sus compañeras de trabajo; pero luego de ello, volvió a introducir dos de sus dedos en su sexo, muy hasta el fondo y se untó su aroma natural detrás de sus orejas, diciendo “por si acaso”.
Ana Luisa estaba girando el pómulo de la puerta luego de introducir la llave, pensó en el sexo oral como opción directa para excitar rápidamente al hombre de los lentes. Sabía que era una locura, su corazón latía rápido de miedo y de ...