1. Incestos en la noche


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... temblar.
    
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    Segunda Parte:
    
    Felisa dejó de dar catequesis y de ir a misa. Vestía faldas por encima de la rodilla y algún que otro escote más que generoso. Decía que tenía una crisis de fe, pero lo que le pasaba era que se estaba hartando de hacer pajas fantaseando con su hijastro y su hijastra y no era cuestión de ir a confesárselo al cura.
    
    Un mes más tarde. A las once de la noche de un sábado. Berto, que era un yogurín, delgado, moreno, muy alto, muy guapo y muy religioso, lo mismo que su hermana, salía de la ducha en dirección a su habitación para cambiarse, salir y encontrarse con su hermana y otros jóvenes de una congregación católica. Al pasar por delante de la puerta de la habitación de su madrastra, Felisa, lo llamó.
    
    -Ven un momento, Berto.
    
    Berto entró en la habitación de su madrastra y se llevó un sorpresón. Felisa estaba descalza junto a la cama, vestía un body negro que mostraba la mitad de sus grandes tetas y sus largas y preciosas piernas. La mujer le preguntó a su hijastro:
    
    -¿Crees que le gustará a tu padre?
    
    Berto, llevaba puesta solo una toalla, y su verga la levantó.
    
    -Le va a encantar, madre.
    
    Felisa, con voz melosa, mirando para la erección, le dijo:
    
    -No hay duda de que a ti sí que te gusta lo que ves.
    
    Berto, avergonzado, le dijo:
    
    -Lo siento.
    
    -No lo sientas, hijo. Es una reacción natural. -Se acercó a su hijastro- A ver que tienes debajo de la toalla -le quitó la toalla y la dejó caer al piso de la ...
    ... habitación- ¡Jesús, es más gorda que mi brazo!
    
    Berto, nervioso, le dijo a su madrastra:
    
    -¿Qué le pasa, madre? Está desconocida.
    
    -Lo que estoy es muy necesitada, hijo.
    
    -Eso le pasa por alejarse de Dios.
    
    -No, eso me pasa por falta de verga.
    
    Felisa le echó a su hijastro las manos al culo y la apretó la polla erecta contra ella. Berto, se resistía.
    
    -No le podemos hacer esto a papá. Es un santo.
    
    -Si fuera menos santo y atendiera a mis necesidades no tendría que recurrir a ti.
    
    -Está poseída por el Mal, madre.
    
    Felisa, o follaba o reventaba.
    
    -Por las ganas, hijo, estoy poseída por las ganas. Te deseo. ¡Comámonos vivos!
    
    -¡La lujuria es un pecado capital
    
    Felisa besó a Berto, con lengua, hasta que le devolvió los besos. Después lo besó en el cuello, le metió la lengua en una oreja, le besó, lamió y chupó las tetillas, se puso en cuclillas, le lamió la cabeza de la verga y después la metió en la boca. Berto, era virgen y eyaculador precoz y a la quinta mamada se corrió en la boca de su madrastra. Felisa no dejó que se desperdiciase ni una gota de leche. Al acabar de correrse, le preguntó:
    
    -¿Te gustó correrte en mi boca hijo?
    
    A Berto se le quitara la tontería.
    
    -Sí, mamá.
    
    -A mí también me gustaría que me hicieras tú cositas. ¿Me las harás?
    
    -Sí, le haré lo que me pida.
    
    Felisa se quitó el body. Sus tremendas tetas quedaron al aire y con ellas su coño peludo.
    
    -¡Soy toda tuya!
    
    Berto le miró para las tetas y para el coño.
    
    -¿Qué ...
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