1. Incestos en la noche


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... hago con todo eso? ¿Por dónde empiezo?
    
    -Bésame.
    
    La besó largamente.
    
    -Lame los pezones.
    
    Lamió los pezones. Felisa acariciaba el cabello de su hijastro.
    
    -Chupa y magrea las tetas.
    
    Esto ya se le daba mejor. Felisa comenzó a gemir.
    
    -Agáchate y cómeme el coño.
    
    Felisa le fue indicando donde estaba el clítoris, como lamerlo y como chuparlo, cuando debía follarle la vagina con su lengua. Le fue diciendo lo que a ella le gustaba que le hicieran en cada momento.
    
    Un poco más tarde, Felisa, caliente como una bicha, cogió a su hijastro de la mano, lo llevó a la cama. Lo empujó sobre ella y después cogió una teta con las dos manos y se la puso en la boca.
    
    -Come, cariño.
    
    Berto, estaba mamando cuando su madrastra le cogió la verga... Le dio dos toques y se volvió a correr.
    
    -¡Jesús! Así no vas a poder meter. Me dejarías preñada.
    
    Felisa le puso el coño en la boca, y le dijo:
    
    -Lame desde el ojete hasta la pepita.
    
    Berto era un buen alumno. Le agarró las tetas y le comió el coño... Al rato largo le decía Felisa a su hijastro:
    
    -Más aprisa, hijo, más aprisa. Así, así así. Mamá se va a correr para ti. Más aprisa, más, más. ¡¡Mamá se corre!!!
    
    Felisa, sacudiéndose, se corrió en la boca de su hijastro. Berto tragaba sin parar. Había descubierto el sabor de la lujuria y le encantaba.
    
    Al terminar de correrse, Felisa, le hizo otra mamada a Berto. Esta vez, el yogurín, tardaba más en llenarle la boca de leche. Felisa sabía que si se la acercaba al ...
    ... coño no le daba ni tiempo a meter la cabeza, pero el culo lo tenía sin estrenar. Algún día había que estrenarlo.
    
    -¿Le comerías a mamá el culo?
    
    -Si.
    
    Felisa se puso a cuatro patas.
    
    -Cógeme las tetas, lámeme el culo, y después, encúlame.
    
    Berto, le devoró el culo... Al rato, al ver el coño empapado y abriéndose y cerrándose, en vez de follarle el culo, con un golpe de riñón, se la clavó hasta el fondo del coño, Felisa exclamó:
    
    -¡Malo!
    
    La verga de Berto, a toda hostia, entraba y salía del coño de su madrastra. Felisa ya se arriesgaba a que Berto se corriese dentro de ella, ya que cuando su hijastro paraba de darle caña lo seguía follando ella con su culo buscando el orgasmo, y lo encontró.
    
    -¡Me voy a correr, hijo, me voy a correr!
    
    Berto ya tuteaba a su madrastra...
    
    -Dámela, mamá, dámela.
    
    Felisa, se corrió, diciendo:
    
    -¡¡¡Jooooder, que gustazo!!!
    
    Al acabar de correrse su madrastra, Berto, sacó la verga del coño y le clavó el glande en el culo, Felisa, empujó, y poquito a poco la metió hasta el fondo. Después de darle caña brava durante un tiempo, Berto, le llenó el culo de leche.
    
    Al rato, le dijo Felisa a Berto:
    
    -De lo que hicimos ni una palabra a nadie. Es nuestro secreto,
    
    -¿Ni en confesión?
    
    -¡Ni se te ocurra confesarlo! Es mejor fiarse de una puta que de un cura.
    
    Berto, se vistió, y en vez de ir a la reunión se metió en un bar de copas. El también tenía una crisis de fe.
    
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    Tercera Parte:
    
    Una semana ...
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