1. Cris y Nerea, su madre


    Fecha: 21/08/2017, Categorías: Incesto Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorpresa acompañado de un gemido ¡aayy! hizo que se apartara un poco.
    
    - No te muevas, ¿te han azotado alguna vez? -solté con cierta sorna.
    
    - No seas idiota -respondió con indignación, pero manteniéndose en la posición de los brazos alzados.
    
    Me apreté a ella mientras con un dedo le rozaba los labios y después le introducía dos en la boca, con una pierna le obligaba a separar más las suyas y rozándole el oído.
    
    - Todo lo que tienes que hacer es decirlo.
    
    Su voz vacilo cuando pregunto. -¿Decir qué?
    
    - Decir, si amo quiero seguir.
    
    - ¿Cómo eres?
    
    - Si confías en mí, dilo.
    
    - Sí amo, quiero seguir... -susurró con cierta excitación.
    
    - No lo olvides -dije retirándole el pelo de la nuca para poder besarla allí.
    
    Me arrodille tras de ella y no opuso resistencia cuando mis manos se posaron en sus tobillos y fueron subiendo por debajo de la falda acariciando sus piernas enfundadas en las medias, alcancé la parte interna de sus muslos, facilitado el paso al tenerlos ligueramente separados, llegue a la cintura y tirando de la goma de los pantis se los fui bajando hasta las rodillas, de nuevo subí con la palma de las manos rozando la tela de la bragas sobándole las nalgas, y por la parte delantera acariciarle suavemente el montículo del pubis que se apreciaba abundante y mullido, separé con los dedos la tela de entre los muslos y rocé la carne caliente de los labios de su coño, abrió las piernas hasta donde la dificultad de los pantis en las rodillas le dejaron, ...
    ... eran ya dos los dedos que lentamente se abrían paso entre la espesura de su pubis y se introducían en su coño, froté en su cueva que estaba más húmeda de lo que yo me podía imaginar. Movía las caderas lentamente y empezaba a gemir, giraba la muñeca con cada movimiento y con el pulgar le daba vueltas sobre su clítoris, cuando de golpe lo deje y me levanté.
    
    - ¡Jooderr...! -soltó. Suspiro fuerte intentando que la excitación quizás no le hiciera perder los papeles tan pronto y mantener un poco la compostura.
    
    - Vaya, veo que te gusta y disfrutas ¿no?, se te nota ansiosa.
    
    - ¿Estás jugando conmigo, por favor? -jadeó ella, meciendo sus caderas.
    
    - Ten paciencia -Cambié de posición y apoyando mi cuerpo al de ella, por detrás le desabroche la camisa, le acaricie los hombros con la punta de los dedos y por encima de la tela del sujetador hice los mismo con sus pechos, de golpe tiré y levantando la tela se asomaron dos pechos blancos, lechosos, cargados, con unos turgentes pezones. Intento girarse pero se lo impedí apretándola contra el espejo, se las cogí con las manos, juntándolas, amasándolas y puse entre dos dedos los pezones pellizcándolos dulcemente. Seguía detrás de ella y no le permitía que se moviera.
    
    - Tienes unas tetas preciosas, podría morderte los pezones durante horas, pero antes quiero comprobar lo sumisa y obediente que eres.
    
    Me separe un poco para desabrocharle la falda y hacerla caer a los pies, ante mis ojos prietas por la tela oscura de las bragas las ...
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