Era la media tarde
Fecha: 30/04/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... presencia de alguien ahí, justo del otro lado de la puerta.-
“Mierda”, pensé, quien podría ser que me viniera a molestar en esos momentos en que me había transformado en la mujercita que quería ser. Súbitamente recordé que había arreglado un envío, casualmente, de un suave perfume que había adquirido desde el anonimato de Internet para oler, siempre en esa intimidad, como una dama.-
¿Qué podía hacer?, ahí del otro lado de mi puerta estaba el correo encargado del envío, y yo ya me había transformado. Dejarlo ir no era una opción válida, porque yo quería tener ese perfume y si el correo se iba después tenía que acordar para vaya a saber que día para que volvieran a traermelo.-
¿Y si lo atendía?. Pero es que nunca me había mostrado así a gente del exterior, solo lo hacía por la cámara de mi computadora. El timbre volvió a sonar. Si no me decidía pronto, iba a perder mi compra. Me armé de valor, tragué saliva, me preparé para afinar lo más posible mi voz y me decidí a abrir.-
En cuanto lo hice, apareció detrás de la puerta un joven de unos veintitantos años que aun con el uniforme de la empresa de recados me pareció atractivo y que me dedicó una luminosa sonrisa cuando abrí mi puerta.-
.- Buenas tardes –lo saludé.-
.- Buenas tardes, señora –me contestó él, y con esa simple frase, con ese forma de referirse a mi como señora me hizo ponerme contenta, como me gustaba que me trataran de esa forma.-
.- Si, traigo un envío para el señor… -y dio mi nombre- ¿el se ...
... encuentra?
Debía repentizar algo y salir del arrobamiento que el solo hecho de estar conversando frente a frente con un hombre como si fuese mujer me había puesto.-
.- Yo…, eh, no, el…, no está, soy la hermana.-
.- Ah, claro –contestó él- bueno si quiere puede firmar usted, al menos tengo suerte que me atienda una linda señora.-
Insisto, estaba entre sorprendida, arrebolada, la forma en que me trataba, tan mujer, casi me olvidaba que no lo era. Sentí que me ponía colorada, bajo la esplendorosa sonrisa de ese joven, sentí que ese momento, ese instante lo iba a recordar por toda mi vida, ya con eso tenía suficiente… pero había más.-
Tome el papel que tenía que firmar y lo puse sobre la mesa que estaba allí cerca de la puerta, en un rapto de audacia lo hice pasar y cerré la puerta, en realidad, más que audaz estaba siendo prudente, no quería que ningún vecino me viera como mujer.-
Como estaba parada, y para colmo encima de los tacos, para poder firmar el papel tuve que inclinarme hacia adelante, lo que produjo el efecto de que mi cola se parara, él, estaba justo allí detrás.-
Oh, señora, disculpeme, pero que linda cola tiene.-
No podía dar crédito a lo que mis oídos escuchaban. Esas cosas me las escribían por Internet cuando jugaba al cybersexo en ella, con hombres ya calientes y excitados, y además de mi edad, pero que este chico me lo estuviese diciendo así, en directo, era verdaderamente increíble. Increíble e inesperado. Otra vez me quedé sin respuesta. ...