1. El Comienzo (II Parte)


    Fecha: 22/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Nando69x, Fuente: SexoSinTabues

    ... también imaginaba que eran hombres los que me pajeaban y les follaba el culo—. También imagino que estoy en un cuarto con ella o en un ascensor, en el carro, en el trabajo, en cualquier sitio que me parezca excitante y mientras que ella me masturba yo la voy tocando por donde más me gusta. A eso me refiero cuando te digo que si esperas a estar solo, podrás jugar con tu imaginación, así el disfrute y el placer será más grande. — ¡Ah! Ya comprendo. O sea, yo puedo imaginarme que estoy en el cuarto contigo, en tu cama y los dos nos estamos masturbando igual que ese día o que tú me tienes acostado y me lo estás chupando como lo hiciste en la ducha ¿No es así? Escucharlo decir esas palabras, me paralizó el corazón. Las cejas se me elevaron a la frente y los ojos casi se me salen de la órbita. Mi hijo deseaba que yo lo masturbar y le mamara la polla ¡¿Otra vez?! ¡No lo podía creer! Pero eso era lo que él claramente me estaba expresando. Lo miré sorprendido, pestañando repetidas veces por unos segundo como buscando un destello de burla o arrepentimiento por lo que acababa de decir; sin embargo, sus ojos me veían tan francamente que entendí sin dudar que en verdad esos eran sus sinceros deseos. Ante aquel pensamiento sentí que mi pene cabeceó y una corriente de electricidad sacudió mi vientre; sin embargo, quise corroborar lo que creía o intuía de él. Carraspeé ante de hablar. —Eh… Santy ¿Por qué quieres pensar en mí, en vez de pensar en alguna amiguita del colegio? —Inquirí ya ...
    ... sintiendo mucha curiosidad y ¡Joder! También sentía el morbo hervir dentro de mí, quería en realidad saber más específico por qué mi hijo deseaba que yo se la chupara de nuevo. —Porque me gustó, papá. Me gustó lo que sentí con todo lo que tú me hiciste ese día, además es nuestro secreto ¿No? Eso me calentó como a una caldera. Sentí que la piel se me erizó y todos mis vellos se me pusieron de puntas. ¡Joder! Mi propio hijo me deseaba y lo peor de todo es que yo también porque en ese momento por mi mente se cruzó rápidamente la imagen de ese primer encuentro con él y me subió el lívido a mil; sin embargo, con un poco de cordura aparté esos pensamientos de mi cabeza. Confundido y hasta apenado me levanté del mueble, recogí todo los desperdicios de la cena y con pasos un poco apresurado, escapé a la cocina. —Sí, claro que será siempre nuestro secreto —afirmé mientras me retiraba. Tenía que salir de aquella sala porque, me encontraba agitado. Al tirar la basura al cesto me di cuenta que me encontraba completamente empalmado, excitado y encendido bárbaramente. Mi pequeño de casi once años, con su inocencia y esas simples palabras logró que me exaltara y que mi corazón bombeara desenfrenadamente. ¡Mierda! Pero ¿Qué rayos me estaba pasando? ¿A caso estaba sintiendo deseo por mi hijo? Y entonces me di cuenta que sí, la sinceridad de mi hijo me había activado todo el morbo y la lujuria que siempre ha existido en mí y mi mente estaba creando imágenes impuras con él; digo impuras porque ...
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