1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 12)


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    DUODÉCIMA PARTE: Majo y el renacer de una ilusión; Susana y una tentación
    
    Completamos seis meses de relación. Atrás había quedado Javier. Del mismo modo Esperanza que ahora profesaba un profundo odio hacia mí. Lo importante era que Majo y yo estábamos rehaciendo nuestras vidas apoyándonos el uno en el otro. Su familia jamás lo avaló, pero en estos seis meses no los vimos ni una sola vez.
    
    Decidimos que venderíamos su departamento ya que era el que tenía más cuotas por pagar.
    
    Tendríamos que seguir pagándolas, pero sería más fácil hacerlo con el dinero de la venta, y al final, solo pagaríamos la hipoteca del mío. Escrituramos mi piso a nombre de los dos y nos embarcamos en una relación que en esos primero seis meses fue de ensueño.
    
    Disfrutábamos de cualquier momento que pasábamos como pareja, nunca nos faltaba un plan; salíamos a cenar, a pasear, al cine, a la cancha, de fiesta, a vernos con sus o mis amigos; y poco a poco fuimos recuperando la confianza.
    
    Por supuesto que sexo había, la verdad bastante.
    
    Como mencioné anteriormente, Majo era una chica fogosa, algo tímida pero cuando la situación la calentaba perdía los cabales y no tenía problema alguno en desinhibirse. Era algo realmente espectacular, además del típico polvo en la cama; Majo y yo nos encargábamos de dar vida a nuestro deseo cogiendo casi en cualquier parte.
    
    En el comienzo de la relación el primer lugar fue en nuestro trastero (bodega, sótano, cuarto de san alejo) del edificio. Un lugar ...
    ... oscuro, lleno de telarañas, con olor a encierro. Luego recurrimos a otro clásico, el auto. Tanto en el parqueadero del edificio como en una vía pública, eso sí, bastante desolada para no dejarnos en evidencia. Lo hicimos también en el cine, en la última función (11pm) de un miércoles.
    
    Recuerdo que esa vez entramos a ver 'El artista', empezamos a besarnos y luego Majo empezó a chupármela. Hasta ahí era bastante excitante y teníamos la certeza de que nadie nos veía. Luego ella se bajó la bombacha y se subió sobre mí; se movía muy despacio para evitar llamar la atención; nos asegurábamos de no hacer mucho ruido, ni respiración, ni gemidos, ni jadeos; claro que uno que otro se habrá escapado. Estábamos en la última fila y tres filas más adelante estaba un anciano que se dio cuenta de lo que hacíamos. El hombre guardó silencio, miraba con disimulo hasta que se cansó de hacerlo y se quedó viéndonos fijamente. Fue un polvo muy corto, pero tremendamente excitante. Apenas terminamos, arreglamos un poco nuestra ropa y nuestra apariencia y salimos de allí rápidamente.
    
    También lo hicimos alguna vez en el baño de un restaurante y en el de un bar. Quisimos hacerlo estando en el auto mientras lo llevábamos al auto lavado, pero acá no hay de eso, así que nos quedamos con las ganas. También quisimos hacerlo en una casa en venta, pero como sabíamos que sería imposible sacarnos de encima al vendedor, lo descartamos. Claro que no del todo, Majo pensó que sería similar hacerlo en una obra, una ...
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