Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 12)
Fecha: 09/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos
... casa en construcción.
En esa ocasión entramos a la madrugada en una casa en obra. Fuimos directamente a lo que nosotros suponíamos sería en un futuro la cocina de este hogar. Debo confesarles que esa vez sentí algo de miedo. Primero por suponer que podría pasarnos una rata por encima mientras cogíamos o peor aún, por suponer que habría alguien encargado de la vigilancia que podría meternos un tiro apenas escuchara el más mínimo ruido. Pero nada de eso pasó, mis paranoicas suposiciones lo único que lograron fue incrementar mis niveles de adrenalina.
Nuestra actividad sexual era incesante y nuestro nivel de fantasía parecía no tener límites. Los dos armábamos listas con lugares en los que deseáramos tener sexo. Entre ellos no faltaban las norias (Rueda de la fortuna), monumentos públicos; por ejemplo, hacerlo enfrente a la estatua del libertador (Bolívar, Artigas, San Martín), en un escenario deportivo, en un bosque, en el baño de un avión, en un mirador, en el metrocable (teleférico), en un probador, en el rincón más recóndito de una biblioteca; en fin, en casi cualquier sitio que se nos iba ocurriendo. Poco a poco fuimos tachando algunos de la lista y otros, por el contrario, fueron descartados al ver que se trataba de imposibles. Y todo nos iba muy bien, hasta el día que se nos dio por hacerlo en su oficina.
Recuerdo que un miércoles, a eso de las once de la mañana me salí del trabajo. Iba a almorzar con Majo y como su oficina quedaba algo lejos de la mía, tenía ...
... que salir con buen tiempo de anticipación. Cuando llegué, vi que Majo se despedía de algunos de sus compañeros de trabajo siendo ella la última en permanecer allí.
Majo trabaja en una agencia de modelaje. Por supuesto, ella no hace parte del staff de modelos; era de la parte comercial de la compañía.
Esa tarde llegué y entre en su oficina, tenía una pila de papeles sobre el escritorio, pero el resto de las cosas estaban ordenadas. Le propuse salir a almorzar, pero Majo dijo no tener hambre. “No tengo hambre, he tenido mucha presión acá en el trabajo. Tengo ganas de que me ayudes a relajarme”.
Sabía lo que Majo quería decirme con ello, pero hacerlo en su oficina se me hacía muy arriesgado por más que estuvieran todos afuera almorzando. Si alguien nos descubría Majo podía quedarse sin trabajo y el pago de la hipoteca se nos haría cuesta arriba. Pero Majo estaba decidida. Se levantó de la silla y camino hasta ponerse en frente al escritorio, se sentó allí quedando frente a mí. Abrió sus piernas y empezó a mirarme seductoramente. No decía nada, solo estaba allí en silencio; invitándome con su mirada a que la cogiera. De repente la situación empezó a parecerme extremadamente caliente. Corrí a cerrar las persianas y poner el cerrojo de la puerta. Caminé hacia ella y empecé a besarla mientras acariciaba su concha por encima de su bombacha. Con la otra mano acariciaba el rostro de majo. Majo correspondió mi beso, pero solo por un par de minutos. Luego puso sus dos manos sobre ...