Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 12)
Fecha: 09/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos
... mi cabeza y me empujó hacia abajo. “Quiero que me comas la vagina”. Acepté sus órdenes, accedí a ser su esclavo y complacerla. Corrí su bombacha hacia un costado y empecé a jugar con mi lengua sobre su vagina. Poco a poco se iba calentando y mientras eso ocurría, ella aprisionó mi cabeza con sus piernas, la rodeó sin darme escapatoria. De todas formas, yo disfrutaba dándole sexo oral a Majo, de hecho, era una de las cosas que más me gustaba hacer en la vida.
Majo decidió quebrantar el cerrojo que había impuesto con sus piernas, las estiró completamente mientras yo seguía allí besando su vagina. Ella pasaba sus pies por mi espalda, por ratos me hacía daño ya que enterraba la parte más puntuda de los tacones en mi espalda. Sus manos estuvieron aferradas al escritorio hasta que tomó mi cara para hacerme subir de nuevo a besarnos.
Me calentaba mucho verla con esa apariencia de ejecutiva, le sentaba muy bien el vestido; esa falda (pollera) ajustada a su cuerpo, esa camisa blanca que la hacía ver tan formal, pero que para ese momento estaba ligeramente desabotonada y permitía ver una parte de sus senos.
Nos besamos por un rato y de paso nos acariciábamos mutuamente nuestros genitales. Hasta que llegó el momento en que Majo no aguantó más, “házmelo ya”, decía ya con la respiración bastante agitada.
Solté la hebilla del cinturón, desapunté mi pantalón y lo bajé un poco, lo suficiente para estar cómodo y sacar mi pene. Lo introduje rápidamente en ella. Sabía que debíamos ...
... apurarnos; también lo hice porque estaba extremadamente excitado y no daba espera a cogerla. La embestía fuertemente allí sobre el escritorio y de a pocos este empezaba a deslizarse sobre el suelo. Majo me miraba fijamente; el deseo y la lujuria eran una constante en su mirada. Ligeramente fruncía el ceño, sus dientes se ajustaban entre sí mientras ella aspiraba aire, luego dejaba escapar unos ligeros gemidos, casi imperceptibles. Me agarraba fuertemente del culo para que la penetrara con más fuerza y más profundo.
Luego cambiamos. Ella apoyó sus manos sobre el escritorio y yo la penetré por detrás. No por el culo, por su vagina, pero estando detrás de ella. Pensé en metérsela por el culo ya que el sexo anal se había convertido en una de nuestras constantes, por lo menos cuando estábamos en casa. Majo lo toleraba un poco más que hace seis meses, pero desistí. Sabía que, de hacerlo, haríamos bastante ruído y lo que nos jugábamos no era poco. Los empellones se hicieron cada vez más fuertes, Majo se apoyaba solo de una mano contra el escritorio ya que la otra la usaba para tapar su boca. La cogía tan fuerte que la torre de papeles sobre su escritorio se había ido al piso. El escritorio emitía un chirrido al deslizarse sobre el suelo. La excitación creció tanto que rodeé a Majo con un brazo y con un jalón desabroché una buena parte de su camisa. Majo lo disfrutaba, por ratos gemía, por ratos jadeaba y en otros momentos solo sonreía, luego interrumpió, “Y vos que querías ir a ...