Mónica y Roberto
Fecha: 11/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: TORCO, Fuente: CuentoRelatos
Lo que voy a contarles, ocurrió el verano pasado y cambió nuestras vidas desde entonces, debido a que hubo señales que no supe ver y errores que cometí y que propiciaron ese cambio que todavía sigue trayendo consecuencias.
Somos un matrimonio compuesto por Mónica, una hermosa mujer de 1,75 de estatura, delgada y dueña de unos hermos pechos y una cola que provoca miradas lascivias de los hombres y la envidia de muchas mujeres. Mi nombre es Roberto y mido 1,80 teniendo ambos buen estado atlético gracias a las horas que le dedicamos al gimnasio. Mónica es contadora y yo abogado. Tenemos 35 años y 15 de matrimonio con dos hijos de 15 y 12 años.
Luego de 15 años de forjarnos cada uno una carrera profesional, logramos acceder a un muy buen pasar, lo que es mucho decir en nuestro país tan afecto a los vaivenes económicos, políticos y sociales. Así logramos tener un hermoso piso en el coqueto barrio de Recoleta, Capital Federal y la casa de veraneo en una localidad llamada Las Balizas en la Costa Atlántica. Es nuestro lugar en el mundo, es un pueblito pequeño que no supera los 700 habitantes estables, con amplias playas y hermosos bosques.
Esta casa está ubicada en una zona alejada del centro urbano, rodeada de hermosos pinares y allí solamente hay dos viviendas, la nuestra por supuesto y otra lindante que se hallaba deshabitada desde hace mas de 5 años, por lo que yo me sentía el “amo” del lugar.
Es así, que luego de presentarnos en sociedad, compartiré lo ocurrido ...
... ese verano. Sin planificarlo de antemano decidimos realizar ese viaje sin los hijos, que quedaron con los padres de mi mujer, para alegría de los abuelos y de los nietos quienes ya declaman a los cuatro vientos su aburrimiento en dicho lugar, por lo que así podrían seguir en contacto con sus amigos.
Partimos el 2 de Enero y se transformó en un viaje diferente, sin las clásicas quejas de los cachorros que a grito pelado exigen el arribo a destino en forma urgente, aburridos de sus dvd portátiles, de sus celulares, sus tablets y tener que “soportar” al hermano, transformando la parte trasera del vehículo en una reedición de Caín y Abel, siglo XXI. Dije que fue un viaje diferente porque pudimos conversar durante el trayecto como lo hacíamos de novios o recién casados antes de la llegada de los críos.
Al llegar notamos con sorpresa que la casa vecina se hallaba habitada nuevamente, lo que me dejaba sin chances de volver a disfrutar de la soledad del lugar y mi “título de amo” del mismo. Nuestro vecino vino a nuestro encuentro dándonos la bienvenida y presentándose como Ramiro. Nos informó que los anteriores propietarios, cansados de los continuos viajes para mantener la propiedad, decidieron vendérsela a un precio muy accesible.
Ramiro tiene 65 años y es dueño de un cuerpo, trabajado evidentemente en el gimnasio, envidiable para su edad, ya que a simple vista yo hubiera calculado no más de 45 o 50 años. Inmediatamente me impacto su mirada penetrante y la seguridad que ...