1. El anormal afecto de mamá


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Gays Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    Horacio estaba en plena adolescencia, la etapa en que el rocé con las cobijas provoca las más potentes erecciones. Todas las mañanas amanecía con su tienda de campaña. Unos se desarrollan y crecen más que otros, Horacio era uno de estos. Parecía mayor a su edad. Por su desarrollo acelerado. En la escuela era asediado por las chamacas menores a él, por su apariencia de hombre mayor. De por si Horacio tenia buen porte. Complexión robusta pero la obesidad no era parte de él. Soportaba pacientemente el asedio, pero él también tenía sus preferencias, y estas estaban junto a las más desarrolladas. Chicas dotadas con más carnes. A él le gustaban de pechos grandes y nalgas opulentas. Su hermana Susy veía con desencanto, que ella pasaba a segundo sitio. Su hermano ni siquiera la miraba. Sentía celos, ella era solo un año menor que Horacio. A diferencia de él, Susy no se había desarrollado tanto, ella, apenas mostraba algunos síntomas. Horacio había perdido interés en sus juegos. Juegos que se habían tornado muy atrevidos. Apenas hacía unos cuantos días, su mamá los había sorprendido en uno de sus juegos prohibidos. Ella, había sido la más castigada, es más estaba segura que su mamá no le dijo nada a Horacio. En cambio, a ella hasta unos azotes le dio en las nalgas, incluso bajándole sus calzones. Pero, había sido tan hermoso como Horacio le había besado, primero tímidamente, y al final, casi con violencia respirando agitadamente. Y ella tan excitada como él, permitiendo de tal forma, ...
    ... que hiciera lo que deseara con ella, como sintió desfallecer, cuando Horacio levantó su falda, y comenzó a hurgar en su entrepierna. Como burló el resorte de sus pantaletas y hundió su dedo en su casi imberbe hendedura. Ella lanzó un suspiro ante el asalto a su intimidad. Horacio había recorrido su rendija y ahora estaba picando la entrada de su vagina. La labor del dedo intruso logró excitarle bastante. Tanto, que cuando Horacio dejó de hacerlo se sintió abandonada. Pero este lo hizo para sacarse la verga en el estado que pueden imaginar, erecta y desafinate. Horacio se le quedó viendo con fuego en los ojos y Susy se estremeció al sentirse deseada. Horacio le abrió las piernas y se acomodó entre ellas. Por un instante intentó meter su tranca en el resorte de la pierna, pero desistió casi de inmediato. Encima de ella, besándola con ternura, deslizó su aguijón formando un surco en las pantaletas, copia fiel de su rajita. Horacio la atacó con fuerza, y aun cuando no fue penetrada, la sensación que le causaba el cacho de carne dura, era muy grata. De pronto, Horacio aceleró sus movimientos y enseguida Susy percibió el calor del líquido que Horacio expulsó sobre sus pantaletas. Ella se sintió feliz, pues Horacio la veía con ternura, y ella era la causa de que él se sintiera así. Hasta aquí todo parece normal. Pero la intervención de su madre le dejó cierta sospecha. Susy estaba segura de que su madre los había observado todo el tiempo. Estaba enojada, sí, pero la mirada de mamá ...
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