1. El anormal afecto de mamá


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Gays Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    ... —susurró— ¿Qué me estás haciendo? ¡Qué deliciosa sensación me provocas!
    
    Horacio no permaneció ocioso, habiendo explorado todo lo que le permitía la forzada postura, se levantó, entendía la necesidad de satisfacer la pasión, que con sus caricias había generado. Tomó la mano de Hortencia y la posó sobre su tiesa tranca. Con esto voy a producirte mucho mayor placer que el que te he suministrado con mis dedos. La renuencia no estaba apoderada de Hortencia, al contrario, sujetaba el duro pendiente de mi hermano y lo frotaba con ternura. Horacio estaba complacido al sentirse empuñado por tan ardiente hembra, orgulloso de que la mujer haya acogido su erección con beneplácito. Hortencia contemplaba el miembro masculino en plena manifestación de poderío. Y comprobar con satisfacción, que era de tamaño formidable. El tronco y su roja cabeza, de la cual, se retiraba suave la piel, cuando ella deslizaba su mano a lo largo de él. Horacio igualmente enternecido. Su mano caliente seguía recorriendo el preciado tesoro del que muy pronto tomaría posesión. Mientras tanto Hortencia jugueteaba con el juvenil miembro y observaba los efectos que se manifiestan en cualquier hombre sano y vigoroso. Absorto debido a la flexible presión de la mano, los agradables apretones, y la experiencia con que su profesora retiraba hacia atrás la piel que cubría su erguida tranca, y descubrir su roja testa enfebrecida de deseo, y su diminuto orificio presto a expeler su viscoso brindis. Horacio estaba ...
    ... complacido la lujuria se había apoderado de él. Hortencia era la primera mujer bajo ese estatus que lo recibiría en medio de las piernas. Hortencia era presa de sensaciones que la impulsaban hacia un impetuoso delirio de pasión, que le hacía codiciar un desahogo por demás conocido. Sus ojos entornados y entreabiertos, sus frescos labios, la piel sudorosa y encendida causa de impulsos que se manifestaban en medio de sus piernas. Era víctima entregada de manera voluntaria. A pesar de su juventud. Horacio no era tan ciego en las lides sexuales. Quizá no de la manera idónea pero ya había copulado con varias de sus compañeras. Tener a Hortencia de aquella forma no era para dejar escapar tan gentil ocasión. En ese momento su deseo era lo más importante que pensar en consecuencias o trastornos. Para nada le importó en ese momento que Hortencia tuviese marido.
    
    Su pasión, lo estimulaba a seguir más allá, sin importar la sensatez que de otra manera le hubiera desanimado. Palpitante y húmeda halló la vulva donde batía sus dedos; la recostó sobre el escritorio y observó a la hermosa mujer tendida despojada de sus calzones. Lista para un agasajo por medio del sano deporte de la fornicación. Escuchó sus suspiros, que a la par provocaban subir y bajar sus senos, Las piernas como dos columnas de mármol, acaparaban las apasionadas miradas del joven, enseguida las níveas caderas, y su plano vientre. Y entonces posó su ardiente mirada, en la rosácea rendija situada al final del prominente monte de ...
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