1. Espiando a mi madre y a su nuevo novio


    Fecha: 17/05/2019, Categorías: Gays Autor: FOLLADORLECHERO, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Daniel, aunque todos me llaman Dani. Tengo 18 años y vivo con mi madre, pues mis padres están divorciados desde hace solamente un año. Mi madre y yo nos llevamos muy bien, estamos muy unidos, digamos que con mi padre nunca me llevé muy bien, ella siempre es la que ha estado a mi lado y ha sido mi gran apoyo. Soy un chico moreno, ojos marrones, 1.70 de estatura, muy delgado, poquita cosa, aunque dicen que me parezco mucho a mi madre.
    
    Mi madre se llama Marta, sin embargo, aunque es mi madre, he de decir que es un bellezón, de los que hacen girar la cabeza. Tiene 38 años, pues me tuvo con 20 años, es delgadita, con unas piernas firmes y envidiables, y mide aproximadamente 1.65 de estatura, es muy bajita, o como siempre dice cuando le comentan algo referente a su estatura, bajita pero manejable. Ella es morena, con ojos verdes oscuros, una piel muy pálida, eso lo he heredado de ella, unos buenos pechos, gastando una talla 100 de sujetador, aunque en casa nunca suele llevarlo, salta a la vista. Tiene unas nalgas tersas y firmes, muy blanquitas también, es un blanco integral el de su cuerpo. Ella y mi padre siempre se llevaron, simplemente, ni mejor ni peor, simplemente se llevaban, aunque parece que mucha “vida matrimonial”… no hacían, aunque tampoco ha sido un divorcio traumático. Cada uno dormía en una habitación, simplemente tenían un trato cordial, más que de pareja, de compañeros de piso, aunque en lo que respecta del trato hacia mí no había cambiado.
    
    Mi ...
    ... padre, vive solo en un piso de aquí de Madrid, y mi madre y yo en el piso en el que hemos vivido siempre, ya que mi padre de acuerdo amistoso así lo decidió sin necesidad de trámites ni burocracia.
    
    Mi madre y yo lo pasábamos muy bien juntos, veíamos películas por las noches, nos contábamos nuestras cosas, yo le contaba mis asuntos amorosos con mis novias, y en eso ella siempre me aconsejaba, vamos, una relación excelente de madre e hijo, casi de amigos.
    
    Hasta que poco a poco, empezó a salir, con un amigo decía, por lo que cada viernes ya no veíamos películas, ya se iba con su “amigo”. Al mes ya salía también los sábados, luego los jueves…y así sucesivamente hasta que todos los días a las 21:00 se marchaba con su “amigo”.
    
    No me hablaba de él, simplemente decía que era un buen amigo, que se lo presentó mi padre, ya que era amigo de él, y simplemente se estaban conociendo. Todavía recuerdo uno de los momentos en que vino de esa cita con su “amigo”, llegando a las 3:00 de la mañana, encontrándome yo todavía despierto, tirado en el sofá viendo una película. Cuando entró lo hizo rápido, más de lo habitual, por lo que fui a ve lo que ocurría y, al verse sorprendida de forma inesperada, pues no esperaba que fuese a su encuentro, se giró y pude ver grandes chorros blanquecinos por el pelo y la cara, las mejillas, así como su ropa. Al agacharse a recoger el jersey del pijama que se le había caído, debido a que lleva una falda corta, pude observar que no llevaba bragas, y que sus ...
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