1. Doña Rocío la sirvienta. Primera parte.


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Sexo con Maduras Primera Vez Masturbación Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster

    ... tranquilizando la cosa, y nuestras conversaciones volviendo a la normalidad, aunque yo era incapaz de evitar no mirarla con otros ojos que no fueran de deseos imaginarios.Una mañana, que ya me movía con una sola muleta, y ya era capaz de ir a la universidad por las tardes, bajé con cuidado al salón nada más irse mis padres, y me puse a leer hasta la llegada de la señora Rocío. Eso sí, ya me había tenido que hacer una soberana paja antes de bajar. Se me hizo eterna la espera, hasta que de pronto escuché que la puerta de la calle se abría, entraba nuestra empleada, y se volvía a cerrar. Una vez sentí que iba al cuarto de servicio, me acerqué con cuidado, y vi que la puerta estaba medio abierta. Dejé la muleta apoyada en la entrada del salón para no hacer ningún ruido. Allí estaba de espaldas ella, quitándose la parte superior, y colgándola en una percha; acto seguido la falda cayó al suelo, y yo me acerqué un poco más al hueco de la puerta abierto, justo cuando su culo con esas bragas blancas estaba en pompa mostrando sus curvas en todo su esplendor. No me di cuenta, que apoyaba el peso sobre mi pierna aún muy débil según me agachaba hacia delante, y un intenso dolor me hizo caer hacia delante, empujando sin querer la puerta, y cayendo dentro del cuarto de servicio.La señora Rocío pegó un grito enorme, y yo caído en el suelo retorciéndome de dolor. Fue todo tan rápido, pero a pesar de la situación tan lamentable, pude verla de frente, con unos pechos maravillosos tapados por ...
    ... su sujetador. Ella se puso su ropa en un visto y no visto, pero yo era incapaz de moverme por el dolor y el miedo a haberme lastimado de nuevo mi rodilla operada.Se agachó rápidamente para ayudarme.- ¡Pero, Javier! ¿Qué susto me has dado? ¿Estás bien, hijo?- ¡Ay, qué dolor! Perdone, escuché un ruido, y pensé que era más pronto, y al acercarme sin hacer ruido pensando que eran ladrones, me he caído.- ¡Pero, muchacho! ¿Y la muleta?- La dejé a la entrada del salón para no hacer ruido, y la pierna me falló.- Llamo a tus padres ahora mismo, no te muevas.- No, Rocío, no les llames, espera un momento, parece que me va doliendo menos.El dolor era mayor del que intentaba disimular, pero al final me tocó esa mañana ir con mi padre a urgencias, y me mandaron reposo total durante una semana, antes de volver a los ejercicios de rehabilitación. Por suerte todo quedó en eso, una pequeña recaída.Mis padres andaban con problemas para pedirse más días en el trabajo, así que yo dije que me iba a portar bien, y la señora Rocío se desvivió en decir que me ayudaría en lo que hiciera falta, que no se preocuparan. En el fondo tenía un cargo de conciencia enorme, ya que pensaba que me había hecho daño por su culpa. Así que por un lado yo supercontento, ya que el poder estar solo con Rocío para mí era una alegría.A la mañana siguiente me desperté pronto pensando en doña Rocío, y con unas ganas horribles de ir al baño. Así que la espera hasta que llegó se me hizo más larga por la necesidad de ir a hacer ...
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