1. Doña Rocío la sirvienta. Primera parte.


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Sexo con Maduras Primera Vez Masturbación Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster

    ... pis. Cuando llegó doña Rocío, se cambió de ropa, mientras yo imaginaba paso a paso como se desvestía. Lo primero que hizo fue subir a ver si necesitaba algo, y allí estaba yo en la cama, con una almohada bajo la pierna para tenerla más levanta, pero con una gran empalmada pero que ella no podía ver con las sábanas que me tapaban.- Buenos días, Javier. ¿Qué tal has dormido hoy?- ¡Buenos días!He dormido regular, un poco dolorido cuando me movía, pero muchísimo mejor.- ¿Necesitas algo?- Tendría que ir al baño, si me acercas la silla de ruedas, ya me apaño yo.- No te preocupes por nada, a ver si te vas a hacer daño, hijo. Yo te ayudo a sentarte en ella. Ya que por mi culpa mira como estás.- ¿Por tu culpa? Será culpa mía, que solté la muleta. No fue culpa tuya que yo me asustara, solo hiciste lo de todos los días.- Ya, pero encima tenía que haber cerrado la puerta. ¡Qué vergüenza que me vieras en paños menores!- ¿Vergüenza? No te preocupes, apenas la vi en ropa interior, y lo que vi fue muy bonito.- No digas bobadas, Javier. Soy una mujer mayor, gorda y fea. Y tenía que haber cerrado la puerta, habrás pensado que soy una ligera. No digas nada a tus padres, por favor.Su cara era de angustia y preocupación muy grandes por lo sucedido, y me dio muchísima pena que se torturara de esa manera.- Pero Rocío, no diga eso. Yo no voy a contar nada a mis padres, ni loco haría eso. Y no quiero m*****arla, pero lo digo de corazón, es usted una mujer preciosa, y con un cuerpo espectacular.- ...
    ... Hijo, no digas eso, podría ser tu madre.- Pero no lo es, y con lo mal que te ha tratado la vida, creo que es justo que sepas que eres una gran mujer, y muy bonita.- Bueno, Javier, déjate de esos comentarios, y ven que te ayude a sentarte en la silla de ruedas.A esas alturas, mi empalmada había bajado, y me destapé indicándole cómo debía sujetar mi pierna mientras yo me sentaba en el borde de la cama. Sus manos sujetaron mi pierna con mucho miedo y delicadeza, y yo hice el resto. Me acercó las muletas, y apoyándome en la pierna buena, y un poco de ayuda de ella, me puse de pie. Ella acercó la silla, y la colocó detrás de mí. Yo me dejé caer en la silla, y ella me llevó al baño. Ahí surgió un momento de incertidumbre entre los dos.- No te preocupes, Rocío, ya me apaño yo aquí. Puedes irte, que ya te aviso.- Ni hablar, muchacho. Ya te has hecho daño por mi culpa, y no voy a consentir que te hagas más.- Y dale...- Ni dale, ni nada. Ya te ayudo yo a sentarte en la taza, y me salgo un momento cuando estés ahí.La señora Rocío se salió, y yo me bajé el pantalón una vez sentado en la taza del water. Luego me subí el pantalón como buenamente pude, y subió a buscarme para llevarme a la habitación y allí me llevó el desayuno para que no tuviera que bajar.La verdad es que con tanta ayuda y abrazo para subir y bajar de la silla de ruedas, me había puesto bastante nervioso, y tenía una buena sudada, comenzando a oler a sudor. Otro problema más, porque necesitaba asearme, y en mi situación era ...
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