1. La mujer casada y el horrible viejo de administración


    Fecha: 26/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Katherine35, Fuente: SexoSinTabues

    ... resistirte y yo te daré todo lo que necesitas. Se abalanzó contra mí, apoyándome contra una de las paredes, me metió la lengua en la boca y habría vomitado si no hubiese sentido sus dedos trasteándome la vulva y el clítoris palpitante. En vez de ello, comencé a jadear como una puta cualquiera y comencé a entregarme a sus sucias caricias. Estaba babeando, jadeando y rojo de la excitación. Rápidamente cerró la puerta de la habitación y volvió a besarme y toquetearme las tetas. Sudaba como un pollo y gemía como un cerdo, intentando ponerme su verga entre las piernas, pero no podía, a causa de la barriga. Se detuvo y casi me arrastró hasta la cama. Se sacó el pene y me lo mostró con un gesto de orgullo. Era una verga gorda, larga y muy dura. Tendría unos 6 cm de grueso y unos 21 cm de largo. ¡Nada comparado con los 11 cm de mi marido! El espectáculo era asqueroso, pero no podía quitarle la vista de encima. - ¡Tocala! -ordenó. Con mucha vacilación, alargué mi mano y, obedeciendo, la toqué y sentí aquella verga inmensa, al rojo vivo. Una extraña sensación, mezcla de miedo, asco y excitación, se apoderó de mí. Sin soltarme, siguió tocándome y besándome, con una lengua llena de babas, repugnante. Me chupaba las tetas por encima de la tela y, de pronto, de un mordisco, rasgó con sus dientes la prenda, dejando mis senos al aire. Mis pesones estaban duros y erectos. Me mamaba los senos y comenzó a succionar la leche que le daba a mi hija. El deseo se estaba apoderando de mí y él lo ...
    ... notó. - También tú tienes ganas, ¿verdad? -me dijo, al tiempo que me ensalivaba los pechos. No sabía cómo reaccionar. El hombre me daba asco, pero a la vez, deseaba sentirme amada, acariciada, mamada. ¡cogida! Con movimientos rápidos y torpes, me quitó toda la ropa, dejándome desnuda. Se quitó la camisa, los pantalones y los sucios calzoncillos, que a la legua se veían que tenían mucho tiempo de no lavarse. Comenzó a acarciar todo mi cuerpo, especialmente mi clítoris. Yo estaba ya desnuda, en sus brazos, pero realmente no deseaba resistirme más y comencé a dejarlo hacer. De pronto, pensé que era una entregada, una ofrecida y muy puta. Quise resistirme de nuevo, pero él no me lo permitió y, agarrándome por la cabeza, me obligó a mamarle la verga. Lo que sentí, no puedo ni relatarlo. Esa verga olía mal y, tenerla en mi boca, me daba náusea. Pero, aunque me soltó la cabeza, no traté de sacar ese miembro de mi boca. Su verga era tan grande y gruesa, que se me dificultaba mucho tragarla. Sin embargo, lamí, chupé y mamé. Nunca había tenido algo tan grande en mi boca. Él gemía y bombeaba dentro de mi garganta, como un émbolo. De pronto, empezó a jadear y, agarrándome firmemente de la cabeza para que no pudiera retirarme, eyaculó, llenándome la boca con su esperma. Me pareció algo asqueroso, pero tragué. Me hizo seguir lamiendo y, en muy poco tiempo, noté que se le ponía dura de nuevo. Tiró de mis piernas y me las subío a la altura de sus hombros, se subió la barriga y me rozó la vulva ...
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