La mujer casada y el horrible viejo de administración
Fecha: 26/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Katherine35, Fuente: SexoSinTabues
... la mano izquierda, mientras en la derecha sostenía un machete. - ¡Ven a pelear por tu mujer! ¡Te voy a matar y ahora ella será sólo mía! ¡Ven! Mauro se quedó de una pieza al oír aquellas palabras. Me miró, perplejo, y preguntó: - ¿Qué le pasará a este hombre? ¿De qué habla? - No le hagas caso -dije cambiando de colores y esquivando su mirada-, está borracho. - ¡Tu mujer será mía! -gritaba Estéban en el patio-. ¡Ven a pelear por ella, hijo de puta! ¡Cobarde! ¡Poco hombre! Mauro se veía atemorizado y cerró rápidamente las ventanas, al tiempo que me decía: - ¿Qué le pasará a ese imbécil? Probablemente te vio y le gustaste, y ahora que está borracho, viene a desafiarme. ¡Pon el cerrojo en la puerta! -me ordenó. Abajo seguían oyéndose los gritos de Estéban: - ¡Hijo de puta! ¡Cornudo! Mauro apagó las luces y se sentó en la cama, muy nervioso. -Tal vez así se vaya -explicó. Para ese momento, la encargada del comedor y el joven que hacía la limpieza, junto con una sirvienta, se habían acercado a Estéban y trataban de convencerlo para que depusiera su actitud. Poco a poco se fue calmando y persuadido por ellos, fue bajando el tono. El licor lo estaba venciendo y, finalmente, se dejó llevar hacia sus aposentos. Mauro tardó mucho en tranquilizarse, pero cuando vio que finalmente todo estaba ya calmado, se acostó, no sin antes decirme: - ¡Mañana mismo nos iremos de aquí! Yo me acosté a su lado y me quedé con los ojos abiertos, en la oscuridad, sin poder dormir. Cuando vi que Mauro ...
... estaba dormido, me puse de pie y, tratando de no hacer ruido, salí del cuarto,bajé las escaleras y me dirigí al apartamento de Estéban. Iba a llamar a la puerta, pero decidí probar primero con la perilla de la cerradura. Giró. Estaba sin llave. Abrí la puerta y entré. El aposento estaba en penumbra y apestaba a sudor y a licor. Me acerqué a la cama y vi que allí estaba Estéban, semi desnudo, con sus grandes calzones sucios, durmiendo la borrachera. Me acerqué más y me acosté en la cama, junto a él. Allí estaba yo, recostada al lado de ese hombre. Realmente asi, parecia un animal, un oso peludo y roncaba como tal. No podia creer que prefería a ese tipo, maloliente y feo, que me habia poseido a la fuerza, en vez de mi marido. Estéban dormitaba y yo lo observaba, ese olor a sudor de su cuerpo, ese olor a hombre, ese olor intenso de su sexo, me excitaba. Sus calzoncillos sucios daban un espectáculo lamentable, pero tenía reconocer que me habia hecho gozar, como Mauro nunca lo habia hecho. Entendí que nunca con mi marido, habia explotado de esa manera y no lo haría jamás. Pensando todas esa cosas, me sorprendi acariciando el pecho velludo de ese macho. Acaricié su panza y me fuí acomodando a su lado, abrazándome a su cuerpo. Me quité el vestido y, asi, completamente desnuda, alcé una pierna y la puse sobre sus muslos. Lo observé, pero esta vez, me dí el placer de acariciar completamente su pecho, sus tetillas. Su piel estaba pegajosa, pero no me importaba. Nuevamente, mi cuerpo comenzó ...