1. La mujer casada y el horrible viejo de administración


    Fecha: 26/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Katherine35, Fuente: SexoSinTabues

    ... a llenarse de deseo. Mi sexo comenzó a frotarse contra su muslo, mientras mis mano recorria su cuerpo. Mi mano recorrió el interior de sus muslos y sus inmensos testículos. Luego, mientras besaba su pecho, mi mano ávida de tocar y acariciar, tomó su miembro flaccido y comenzo a masturbarlo. Mientras lo hacia, lo besaba, lo mordia. Fue tal la calentura que fuí adquiriendo, que mi lengua recorrio impúdicamente su axila, apestosa a sudor. La frotación de mi sexo contra su muslo se fue haciendo constante y me fui humedeciendo, comenzado a reclamar lo que ahora era mío. Besé su barbilla, su cuello, rocé un pezon de mis pechos, contra su tórax. Me encontraba excitada, mis pezones querian reventar, duros y gruesos hasta causarme un delicioso dolor. Mi mano pajeaba con mayor vehemencia su miembro, pero hacia falta algo más. Entonces, mientras él dormitaba, fuí bajando por su cuerpo, besando, lamiendo, mordiendo. Cuando tuve su miembro a mi alcance, lo observe detenidamente su cabezota. Lo besé, y comencé a chuparlo. Era increíble, me abracé a sus muslos y lo chupé con placer, como queriendo atrapar eternamente en mi boca, ese pedazo de carne deliciosa. Mi mano, apretaba suavemente sus testículos, hasta que me dí cuenta de que comenzaba a despertar. Sentí su mano en mi cabeza y sus gemidos de aprobación. La verga fue creciendo y se fue poniendo dura. Qué manera de transformarse ese pedazo de carne. En muy poco tiempo, era ya un mástil duro y cabezón, el cual yo chupaba como el más ...
    ... delicioso de los dulces. Lo frotaba en mis mejillas y termine frotandolo contra mis pechos y pezones. Ya no podia seguir esperando. Le saqué completamente el calzoncillo, hice que se sentara y abrí completamente sus muslos. Recorrí con mi lengua desde el interior de sus rodillas , subiendo por el interior de sus muslos hasta alcanzar esas bolas de hombre, no comparables con las pequeñas de Mauro y las chupé, para luego seguir subiendo por el tronco de su verga, hasta la punta. Me monté con las piernas abiertas sobre él. Tomé su verga con una de mis manos y la guié a mi vulva. Cuando la sentí, lanzando un gemido del alma, me dejé caer sobre ella, despacio pero constante, hasta sentir que ya habia más que meter. Con los ojos entrecerrados por el placer de sentirme asi de llena, tomé su cara y la conduje hacia mis pechos. Estaba allí, ensartada, sin moverme, disfrutando como mi hombre me chupaba los senos, arrancándome gemidos intensos, mientras mis manos acariciaban tiernamente su cabeza. Le rogué que succionara mis pezones que, al mirarlos hacia abajo, se veian inmensos y toda una gama de sensaciones me envolvia, cuando su boca los atrapaba. Mientras él me chupaba de ese modo, apoye mis manos en sus hombros y aun a pesar de su enorme panza, comencé a mover rítmicamente mis caderas de adelante y hacia atrás. Mis jugos, comenzaron a fluir de mi interior. Era exqusita la sensación de moverme de ese modo, mientras él me chupaba eternamente las tetas. Gimiendo como perra en celo y ...