1. Incesto tras incesto


    Fecha: 29/05/2019, Categorías: Hetero Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo:
    
    -Come mi coño.
    
    Esteban, le hizo una comida de coño que Matilde acabó agarrando la almohada para ahogar sus gemidos de placer cuando se corrió, ya que su marido estaba mirando la televisión en la habitación de al lado.
    
    Después, Matilde, se puso de lado, Esteban, volvió a lamer y a follar el culo con la lengua... Matilde, comenzó a gemir de nuevo, muy bajito. Esteban, le acercó la polla al ojete, empujó, se la metió hasta el fondo y comenzó a follárselo, muy, muy despacito para que la cama no se moviese.
    
    Matilde estaba chorreando. Metió dos dedos dentro del coño y empezó a masturbarse.
    
    Estaba con la polla dentro de su culo y los dedos dentro de su coño, cuando llegó a la habitación, Víctor, su marido, que había sentido sus gemidos. Encendió la luz, y al verla con los ojos cerrados, y a Esteban pegado a ella, le pregunto:
    
    -¿Duermes? -Matilde, no le contestó- ¿Estas bien?
    
    Matilde, seguía gimiendo y con los ojos cerrados. Sintió la leche de su sobrino llenar su culo y sin poder evitarlo comenzó a correrse.
    
    -Oooooh, oooohh.
    
    Víctor, no salía de su asombro viendo la cara de placer de su mujer.
    
    -A saber con quién estás soñando. En fin, todos tenemos sueños húmedos.
    
    Apagó la luz y se fue.
    
    Tía y sobrino se echaron a dormir.
    
    Esteban seguía sin saber si era de carne o si era de pescado.
    
    Septiembre de 1971.
    
    En las fiestas del pueblo, Conchita, una mocita muy guapa, de ojos marrones, tetas medianas, con media melena rubia, estaba bailando ...
    ... con Esteban, ‘Yo soy aquel’, la canción de Raphael. Apretado a él, y mirando para una pareja que bailaban muy acaramelados, dijo:
    
    -Hijo de puta.
    
    -¿Qué te pasó con Alfredo?
    
    -Me engañó.
    
    -Yo no oí eso.
    
    -¿Qué oíste?
    
    -Que le metiste los cuernos y por eso te dejó
    
    -Sí, pero eso no le daba derecho a llenarme el culo de leche antes de decirme que me dejaba.
    
    Esteban quiso corroborar lo que acababa de oír.
    
    -¡¿Dijiste el culo?!
    
    -Sí, el culo, me desvirgó el culo antes de decirme que sabía lo que hiciera.
    
    Esteban, se empalmó, y cómo estaban bailando pegados, Conchita, sintió la cosa dura pegada a su coño. Se separó de ella y le dijo:
    
    -Perdona, prima.
    
    Conchita puso las manos en el culo de Esteban y lo apretó contra ella.
    
    -No hay nada que perdonar. Me gusta saber que te excito.
    
    -En ese caso, te diré que me gusta saber que te gusta que te excito.
    
    -Sabes, primo, en casa no hay nadie y yo tengo ganas.
    
    A Esteban le acababa de alegrar la noche.
    
    -¿Voy yo primero?
    
    -No, voy yo. En cinco minutos ven tú.
    
    Cuando Esteban llegó a casa de su prima se oía al vocalista de la orquesta cantar: Un sorbito de champán, de los Brincos. La puerta estaba abierta. La casa olía a carnero asado. Sentado en una silla, con los dos brazos y la cabeza sobre la mesa dormía la borrachera el padre de Conchita, un cabronazo cincuentón que a la mínima le bajaba las bragas, sacaba el cinto y le daba hasta que le ponía el culo al rojo vivo, y después, excitado, el muy ...
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