Incesto tras incesto
Fecha: 29/05/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... cerdo, follaba a su mujer, sabiendo que su hija escuchaba los gemidos de la madre.
Esteban no se creía lo que estaba viendo. Conchita estaba desnuda, de pie, al lado de su padre, con un cinto de cuero en la mano. La miró de abajo arriba. Sus piernas eran perfectas. En su pubis tenía una pequeña mata de vello rubio. Su cintura era estrecha y sus caderas anchas. Sus tetas medianas tenían pequeñas areolas rosadas y sus pezones, era gordos. Su cuello era de cisne y su cara preciosa. Oyó cómo le decía:
-Cierra la puerta con llave.
Esteban, temblando, cerró la puerta y después fue junto a Conchita. La muchacha le dio el cinto, se dio la vuelta, y le dijo:
-Dame en el culo con él.
-Se va a despertar tu padre.
-No te preocupes, ya se podía caer la casa que antes de dos o tres horas no despierta.
-¡¿Sabías que estaba aquí?!
-Sabia
-Me mentiste, dijiste que no había nadie en casa.
-Si no estuviera no te traía.
-Deja que te coma las tetas.
Conchita, seguía a lo suyo.
-¿Después me darás con el cinto?
No le respondió a la pregunta.
-¿Me dejas o no?
-Come, pero solo un poquito.
Esteban le magreó y le comió las tetas tal y cómo le enseñara su tía. Conchita, le dijo:
-¡Joder que bien sabes comer las tetas! Dame un beso, hombre, dame un beso.
Esteban le dio un beso con lengua que la dejó sin aliento. Después se agachó, y le comió el coño mojado. Conchita, poco duró, duró hasta que comiéndole el coño le metió un dedo en el culo. En ese ...
... momento, le dijo:
-¡Qué bien lo haces, que bien lo haces¡ Que... ¡¡Me corro!
Se corrió en la boca de Esteban mientras su cuerpo temblaba. Fue una corrida larga e intensa.
Al acabar de correrse, la dulzura de sus gemidos dio paso a su voz grave. Cogió el cinto en el piso, se lo dio, y le dijo:
-¡Ahora castígame por haber sido una guarra, lame coños!
Esteban, no estaba por la labor.
-Yo no sería capaz de pegar a una mujer.
-¡Qué me des con el cinto, hijo de puta!
Mil peleas tuviera Esteban por llamarle puta a su madre, y Conchita lo sabía.
-No le llames eso a mi madre que te breo.
Conchita parecía una gata rabiosa.
-¡Hijo puta, hijo puta, hijo puta!
-¡La madre que te parió!
Le largó con ganas. El cinto chasqueó en sus nalgas:
-¡¡Traaaas, traaaas, traaaas!!
Esteban ya se había calentado, y si se despierta el padre de Conchita, que era un medio metro, le pasa la borrachera a golpes.
-¡A ver si callas, coooño!
-Hijo puta -¡trassss!- Hijo puta, hijo puta -¡traaas, traaaas!- Hijo puuuta. ¡traaaaas, traaaas ¡Aaaaay!
Después de que le dejara al rojo vivo el culo, Conchita, se puso en cuclillas, le bajó la cremallera, sacó la polla empalmada y se la mamó hasta que le llenó la boca de leche. Después puso las manos y las tetas sobre la mesa, abrió las piernas y con su cara al lado de la cara de su padre, oyendo al vocalista de la orquesta cantar: Cerca de las estrellas, de los Pekenikes, le dijo:
-Rómpeme el coño, papá.
Esteban, ...