1. Sombras de un diario (III parte)


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestra avanzada degeneración como humanidad, hubo un humilde hombre que apostó a la vida de otros seres humanos, porque cómo dijo el mayor y más humilde de todos los reyes: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos”.
    
    Voy a despedirme de Pelusa.
    
    —Tranquilo amigo, volveré. Además, no te puedes quejar, esto fue idea tuya. Te quiero mucho Pelusa.
    
    Que esto se mantenga en un “hasta luego”, y no en un “Adiós”.
    
    Capítulo VI.
    
    Los acontecimientos desde el día27/12/2016.
    
    Desde que sacamos a las patadas de nuestro edificio, a aquel extraño hombre que tenía como mascota a un ratón, nuestra vida tomó un giro inesperado. Mi hermano y yo, somos quizás las personas más precavidas durante estos peligrosos tiempos, y tenemos como norma no fiarnos de nadie en absoluto. Cualquier persona viva es un potencial enemigo, un potencial traidor, que no dudará en clavarnos un cuchillo por la espalda con tal de mantenerse vivo y a salvo. Sin embargo, aquel día cuando corrimos a ese hombre y a su singular mascota, yo sentí un extraño vacío en mi corazón, me cuestioné muchas veces si mi hermano y yo habríamos tomado la decisión correcta. La mirada de ese hombre era muy diferente a las pocas personas que hemos llegado a ver durante estos años, tenía un singular brillo en sus ojos, ese brillo que tienen los humanos genuinos. El tono de su voz era diferente. Por mi mente pasó sumarlo a nuestras fuerzas. Con él íbamos a ser tres en lugar de dos, porque siempre ...
    ... fuimos solamente dos, mi hermano mayor y yo. Nunca fuimos un grupo numeroso como le hicimos creer a él. Tal vez, si hubiésemos sido tres personas no nos hubiesen capturado Los Pirañas.
    
    Ese día 27/12/2016, cuando mi hermano y yo nos disponíamos a cazar serpientes o cualquier tipo de reptil, con el fin de conseguir algo de proteína para nuestros cuerpos, divisamos en la lejanía una camioneta llena de personas, que dedujimos inmediatamente que eran Los Pirañas. Abortamos nuestra cacería y nos regresamos inmediatamente a nuestro refugio. Pero al llegar al edificio fuimos recibidos a tiros por otro grupo de personas. Cuando intentamos escapar, ya teníamos a nuestra retaguardia, a esa camioneta. Habíamos sido rodeados y capturados por Los Pirañas. Ellos llevarían días estudiando nuestros hábitos. Todo había sido una trampa, la camioneta solo fue una distracción.
    
    —Suelten sus armas—nos ordenó un hombre desde la camioneta, era obeso, de piel clara y sucia, con una boca deforme y dientes espantosamente afilados como los de una piraña. Su aspecto aterraba.
    
    Todos los hombres de la camioneta empezaron a reírse y mostraban sus repugnantes bocas con dientes puntiagudos. Los otros miembros de ese aterrador grupo que nos había recibido a tiros, se acercaron a nosotros, eran tres hombres armados con pistolas automáticas y uno de ellos tenía un fusil largo. El repugnante obeso se acercó hasta mí una vez que mi hermano y yo tiramos las armas al piso. Con él venían dos hombres muy altos, de ...
«1...345...»