Desafío de galaxias (capitulo 17)
Fecha: 02/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... hacemos.
—Eso está claro, hay que poner los cinco sentidos en lo que hacemos.
—General Oriyam, ¿su unidad está embarcada? —preguntó Marisol mirando a la protestona general faraliana.
—Embarcada pero todavía en tierra mi señora, —respondió Oriyam—. Solo a falta de que me comunique la fecha del ataque.
—Es usted la clave de la operación, —insistió seria Marisol—. ¿Está segura de poder llevar a cabo el cometido asignado?
—Lo estoy mi señora, lo estoy. Puede confiar en mí.
—Entonces de acuerdo, en 36 horas, comenzaremos la operación con el ataque a su flota.
Anahis se despertó y vio que su amor no estaba en la cama. Vio su silueta recortarse en el ventanal, se incorporó, se acercó a ella y la rodeo con brazos y cola.
—¿No puedes dormir, mi amor?
—No, —respondió Marisol cogiéndola la mano y besándola—. Tengo la cabeza que me va a estallar, no hago más que darle vueltas a las cosas.
—Todo está previsto y preparado…
—¡Joder! Hay miles de cosas que pueden salir mal, —la interrumpió agarrándola y llevándola hasta el sofá que presidía el ventanal.
—¿Y lo podemos solucionar?
—Pues no.
— Pues entonces, olvídate de eso y ocúpate de mí, —dijo riendo mientras la hacia cosquillas con la cola. A pesar de no estar para juegos, Marisol se dejó hacer y adopto una actitud sumisa. Poco a poco fue entrando en el juego y los gemidos, débiles al principio, comenzaron a aparecer. Anahis se empleó a fondo, y finalmente, consiguió que se corriera.
—¡Marión a ...
... tortolitos, Marión a tortolitos! —el sonido del comunicador del camarote las despertó y Marisol de un salto se puso de pie.
—¡Si, si! ¿Qué pasa? —logró responder Marisol.
—Nada, que creo que tienes que ganar una batalla, —bromeó Marión mientras la oía renegar de fondo.
—¡Ya vamos! ¡Ya vamos! —contestó Marisol y a continuación se oyó—. ¡Mierda, mierda y mierda!
Unos minutos después las dos mujeres entraron apresuradas en el centro de mando. Marisol con su uniforme de combate, pistola al cinto y la espada a la espalda.
—Señores, le ruego que me disculpen, — dijo Marisol poniendo una mano sobre el hombro de Marión.
—Os he llamado desde tu despacho, nadie me ha oído, —susurro Marión haciéndola inclinarse. Marisol se lo agradeció con una sonrisa.
—Todas las unidades preparadas y listas para abrir vórtices, —dijo Anahis.
—Comunique a la almirante Loewen de que la operación es suya. A su orden.
—La almirante Loewen ha dado luz verde, —confirmó Marión—. Se han abierto vórtices y la flota de combate ha partido.
—Preparada 2.ª oleada, —ordeno Marisol.
—Diez segundos para abrir vértices.
—Abrir vórtices sobre el tiempo.
—Vórtices abiertos, general.
—¡En marcha!
—La segunda oleada ha partido, general, —dijo Anahis desde su consola—. Tiempo de llegada, 26 minutos.
—Me voy a mi transbordador… —comenzó a decir Marisol.
—Le recuerdo, —la interrumpió Marión— de que hay ordenes claras del presidente…
—Te aseguro general Marión, que ni tú, ...