1. La amorosa hija (Parte 2)


    Fecha: 02/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Tomás quedó perplejo al observar los bellos y blancos senos de su hija mayor de nuevo, completamente al natural esta vez. Se puso de pie. Su tremenda erección atrajo la mirada de Anne, quien sin perder de vista lo que le esperaba, se quitó los tenis y el pantalón, quedando al final completamente desnuda, por primera vez, frente a don Tomás, haciéndolo saborear aquel bello cuerpo sin importarle que fuera su propia hija mayor. Se deshizo de la bermuda, quedando solo con la camisa abierta.
    
    “¿Te gusta lo que ves, papacito? ¿Te gusto así, casi cuarentona y algo gordis?”, preguntó Anne con sensual voz, mostrando su muy escaso y claro vello púbico, girando para que papi la conociera por completo al natural.
    
    “¿Aguantará tu silla, papi?”, preguntó melosamente Anne, y caminó lentamente hacia su padre, empujándolo suavemente haciéndolo sentarse de nuevo, y montándose en sus muslos lo besó en la boca, metiéndole la lengua para eliminar cualquier espera y el correspondió con sobrada pasión.
    
    Se abrazaron mientras ella abría los muslos de su padre con el suave movimiento de sus nalgas. “Mmmm… “, gimió suavemente Anna, “siénteme papi. Ahora si vengo dispuesta a que me hagas toda tuya”, le dijo al oído mientras mordisqueaba su oreja, metiendo en la su lengua. Sabía que a Tomás le había encantado que le hiciera eso. “¡Cógeme como loco, me muero porque me cojas novio!”
    
    Don Tomás recorría con sus ásperas y enormes manos el suave y terso cuerpo de su hija, besando y lamiendo sus ...
    ... erectos pezones.
    
    Anne levantó la cabeza de papi y lo besó de nuevo.
    
    “Quédate quietecito”, le ordenó, el momento en que comenzó a deslizarse hacia abajo, quedando de rodillas frente al desafiante miembro de Tomás.
    
    Anne acercó su cabeza y besó el erecto tronco, lamiéndolo por debajo, avanzando poco a poco hasta tomarlo por completo en su boca. Tomás estaba extasiado, incrédulo. No sabía si aquello era un sueño erótico de los tantos que había tenido, al sentir lo que su hermosa hija hacía. Anne se sentó sobre sus muslos en el tapete y se trajo a Tomás tras ella al no soltar por un segundo aquel salado y gigantesco deleite. “¡Mmmmh...! ¡Que rico, papi!”
    
    “¿Vas a aguantar más esta vez, novio?”, preguntó Anne, al incorporarse y montarse de nuevo en los grandes muslos de Tomás, después de deleitarlo con su boca algunos minutos.
    
    Cruzó sus brazos alrededor de la cabeza de Tomás y unió de nuevo su boca a la de su padre, sin importarle que sentiría o pensaría al besarlo después de habérsela mamado, mientras entre sus nalgas atrapaba las 8 pulgadas de palpitante carne, deseosa de que la penetrara. Tomás puso sus gigantescas manos sobre las caderas de Anne, mientras ella se levantaba un poco. Con sus manos, Anne guio la babeante erección de papi e introdujo su glande en su vagina. La lubricación de ambos era excesiva. Fue para los dos como una descarga eléctrica.
    
    Al sentir Tomás haberla penetrado, tiró de las caderas de Anne, ensartándola por completo, hasta el fondo, ...
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