Inmigrante (04)
Fecha: 25/08/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... coño, de un solo golpe.
-Oooooooh. Dios mío, qué me has metido. Me vas a romper.
-Solo te he metido la mitad de la polla y ahora te voy a meter el resto.
-Por favor, es muy grande, despaci… Oooooooh me estás partiendo en doooos. Despacio por favor.
-Ya ha hecho tope. Todavía queda un cuarto por meter, pero te habrá entrado antes de irnos.
Empecé a moverme a mi ritmo, sin preocuparme de ella, la sacaba completamente y la clavaba hasta el fondo, sin hacer caso de los gemidos de dolor de ella. Pronto se adaptó a mi tamaño y eso se notó al instante. Los gemidos de dolor se cambiaron por placer, sobre todo cuando mis huevos pegaban con su clítoris
Conforme veía que se excitaba más, fui disminuyendo a profundidad de mis clavadas y por tanto la estimulación del clítoris. No obstante, el roce intenso de su estrecho coño seguía excitándola, pero no más que a mí.
Estuve aguantando hasta que me pareció que se iba a correr, entonces le solté toda mi corrida bien adentro. No hice ningún movimiento hasta que perdió dureza. Entonces la saqué y le di una fuerte palmada en cada cachete.
Impedí que se moviera y me fui al armario donde guardaba las cosas, tomé un vibrador simulando una polla gorda, larga y venosa, muy similar a la mía, volví tras ella y se lo clavé en el coño. Otro más delgado, algo más grueso que un dedo, se lo metí en el culo y puse ambos a funcionar despacio.
Movía su pelvis atrás y adelante, como si ...
... estuviese follando a alguien. Yo tomé del armario una paleta y le di un golpe en medio de su culo.
Detuvo sus movimientos y se le escapó un leve sonido, que contuvo a tiempo. Tres golpes más, separados en el tiempo, siguieron al primero.
Me pareció que no era dolor lo que sentía, sino placer. Al contraer sus músculos, las sensaciones de los vibradores se acentuaban. No lo sabría decir, pero juraría que se corrió por lo menos una vez.
Volví a mi armario para recoger unas tiras de velcro que formaban una especie de tanga ajustable, para ponérselo y evitar que se le saliesen los vibradores.
Me metí delante de ella, poniendo mi polla ante su boca y lo entendió a la primera, poniéndose a hacer una mamada, en la que, al estar a cuatro patas y elevada, no podía hacer uso de las manos.
Cuando me di cuenta, faltaba poco tiempo para entrar a trabajar, por lo que le hice dejar la mamada, aceleré mi orgasmo, por otra parte cercano ya, con mi mano y le solté todo sobre su cara.
Fueron tres golpes, uno directo al pelo, otro en su ojo derecho y el tercero sobre sus labios.
Tuve el tiempo justo para salir corriendo, ducha rápida, vestirme y darme cuenta cuando iba a salir que Marta estaba todavía en la cama con los vibradores, emitiendo un gemido constante y babeando.
Le dije que se quitase todo, lo limpiase bien y se fuese a su casa. Si quería podía ducharse antes de irse. Era justo la hora cuando entraba en el local.