1. Miranda


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    Miranda
    
    Ser cornudo consentido está al alcance de cualquiera si tu esposa es una diosa de espléndido cuerpo
    
    Miranda me ha puesto los cuernos siempre, desde que la conozco y empezamos a salir, tendría yo veintitrés años y ella uno menos. Todavía no había echado las tetas del todo y ni siquiera sabía comerse bien una polla y ya se enrollaba de vez en cuando con un compañero suyo de las oficinas de la empresa de construcción en la que trabajaba. Yo me creía aquello de hacer horas extraordinarias o lo de quedar con su hermana mayor que tenía problemas con el marido, me iba de marchilla con los amigos y al día siguiente me recibía Miranda accesible y dispuesta a darme gusto. No follábamos casi nunca por el peligro de embarazo y porque ella es alérgica al látex, así que los condones quedaban descartados —tampoco le gustan los de silicona— me hacía buenas pajas y empezó a chuparme la polla, cada vez con más destreza.
    
    Cuando me enteré de su aventurilla —así lo llamó ella— en el trabajo me cabreé tanto, discutimos tanto, que dejamos de salir. Después, algún amigo bienintencionado me abrió los ojos y me demostró claramente que Miranda se lo hacía con al menos otros dos tíos más, que tenía fama de ser buena puta y que disimulaba bien, que yo casi era el único que no se enteraba del asunto.
    
    Pasaron los años, tuve una novia que rompió conmigo medio año antes de la fecha prevista para casarnos —me pilló follando con su hermana mayor, una madurita caliente como el pico de una ...
    ... plancha con la que seguí dándome homenajes un tiempo— cambié de trabajo y dejé el barrio en el que siempre había vivido. De Miranda apenas supe en ese tiempo, se casó con su jefe —dueño de la empresa— y me llevé una gran sorpresa cuando el día que mi socia Amparo y yo inauguramos el bar de copas, allí estaba junto con un amigo mío del antiguo barrio. Estaba preciosa, espectacular. Habían pasado quince años, que se dice pronto, estuvimos charlando, contándonos nuestras vidas, riendo, y ya de madrugada follamos en el coche como locos cuando la llevé a su casa. Desde ese día volvimos a estar juntos, nos veíamos casi a diario, sexo a tope —ya había aprendido a chupar una polla, desde luego que sí— y nos casamos —era viuda, su marido tuvo un accidente de coche cinco años antes en el que falleció, sin hijos porque ella es estéril— y hasta hoy, que ya han pasado tres años.
    
    Miranda es una mujer guapa que está muy buena. Es todo unpibonazo: alta, delgada, estilizada, elegante en sus movimientos, piernas muy largas, carita de muñeca con un ramalazo de malicia que le hace tremendamente atractiva. Sus cuarenta años le han aportado madurez en los rasgos del rostro, más redondeces y un estilazo personal inmejorable, con un puntito de sofisticación.
    
    El pelo castaño claro lo suele llevar teñido con mechas rubias y rojizas al estilo californiano, liso, con poco más de media melena —se lo sujeta en una cola de caballo— que enmarca su bonito rostro, siempre levemente tostado, como toda su ...
«1234...»