1. Miranda


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... piel —es adicta a tomar el sol y a los rayos UVA— orejas pequeñas, cejas delgadas, grandes ojos entre azules y verdes que le dan una mirada especial, turbadora cuando la fija en los tuyos, nariz recta y una boca grande con rojos labios gordezuelos, siempre brillantes, que, por supuesto, te hacen pensar en las mamadas cojonudas —doy fe de ello— que hace.
    
    Cuello largo, elegante, espalda recta perfecta, bonitos hombros, tetas ni grandes ni pequeñas, del tamaño justo para que no lleguen a caber en la mano abierta, redondeadas, altas, fuertes, no muy juntas, con pequeñas areolas circulares de un bonito color tostado, al igual que los pezones, largos, juguetones, muy evidentes, muy deseables.
    
    De jovencita quizás resultaba un poco demasiado delgada, el paso de los años la mantiene perfecta, con estómago y vientre levemente musculados, suavemente abombados, y un pequeño ombligo casi imperceptible. Su pubis siempre está rasurado —el vello púbico, castaño claro, es rizado y corto cuando lo deja crecer— dejando ver los labios vaginales abultados, gruesos, del color de sus pezones, habitualmente brillantes, mojándose con gran facilidad y rapidez.
    
    Las piernas son llamativas por largas y bonitas. Las redondeadas suaves caderas se continúan en muslos fuertes, duros pero suaves, y delgadas cinceladas piernas. Siempre va con zapatos de tacón, muy altos a menudo. Yo mido uno ochenta y dos y calzada me llega a la altura de la nariz.
    
    Cuando los dioses del sexo diseñaron el culo ...
    ... perfecto seguro que estaban pensando en Miranda. Qué maravilla, del tamaño justo para su estatura, redondo, alto, duro, respingón, de piel perfecta, con una estrecha apretada raja que oculta el arrugado ano, pequeño, tostado, muy bonito. El culo te atrae como un imán, y dado que a ella le gusta el sexo anal, me estoy haciendo adicto sin posible cura.
    
    Alguna vez, hablando con algún amigo, he comparado a Miranda con las sensuales maravillosas mujeres de los comics de Milo Manara, uno de esos excitantes dibujos hecho realidad en carne y hueso.
    
    Le gusta mucho que nos besemos durante minutos, calmadamente, sin apenas lengua, como chiquillos. Después, tras unos cuantos besos guarros, babosos, de tornillo con la lengua hasta la garganta, llega el momento de enfrentarme a sus largos apetitosos pezones. ¡Cómo me gustan! Me doy un festín de muchos minutos, lo que excita a mi mujer sobremanera, acompañándolo de caricias suaves, constantes, a su maravilloso culo. En este momento ya está mojada, empapada, y yo tengo la polla bien tiesa y dura.
    
    Me deja elegir postura, así que le pongo a cuatro patas, mi preferida. Ya sé que no es la mejor manera de penetrar el ano de nadie, pero me gusta ver el culo perfecto de mi mujer a todo lo ancho, en todo su esplendor, y tener accesible también el coño, por si quiero cambiar.
    
    Unas lamidas en la raja, meter un poquito la lengua dentro del ano, alguna suave caricia en el exterior del coño rozando el clítoris, predispone aún más a Miranda. ...
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