1. El cuñado (Final)


    Fecha: 14/06/2019, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... hemos visto muy poco, y las vecen que han sido, ha estado toda tu familia. Y esas marcas no son recientes, por lo que es imposible que crean que las hice yo ahora. Investigarán, y encontrarán más cosas. No quieres que eso pase ¿verdad? Estas perdido, Diego. Sólo hazme caso y dime todo. Estoy dispuesto a olvidarlo todo. Te cuidaré y te mimaré. Simplemente dime quién fue el bastardo que se atrevió a meter las manos en mi comida. -No –dije llorando. En respuesta, sacó su verga por el pantalón y apuntó a mis labios. Tiró de mi cabello y me obligó a que abriera la boca. Su verga se perdió en mi garganta antes de que consiguiera respirar. Con sus dedos enterrados en mi pelo, comenzó a marcar un torturador ritmo. Sentí que me iba a desmayar, pues el aire no entraba a mis pulmones y la saliva me ahogaría. -¡Dime! –gruñó. -No… -respondí mareado. Me sentí desvanecer. No le importó y volvió a meter su pene en mi boca. Ignoró mi llanto y mis suplicas. Incluso ignoró que estaba cianótico y que perdía la fuerza. Y me desmayé. Desperté a los segundos después. Sus manos me sacudían. El pánico estaba en sus ojos mientras me hablaba. -Es tu culpa por no decir nada –dijo-. Sólo tenías que responder. Mi garganta dolía, al igual que mi cabeza y pecho. No lograba enfocar bien, pero se sentía delicioso volver a respirar. Robert se levantó y volvió a los segundos. Se había ido a refrescar porque tenía el cabello húmedo, al igual que su rostro. Su pantalón aún tenía mi saliva fresca. El estómago ...
    ... me dolió. Me tomó del brazo y me llevó a la ducha. Me lavó minuciosamente, y luego me vistió. Cuando terminó yo ya me sentía mejor. -No le digas esto a nadie –suplicó. El miedo estaba en sus ojos. Me llevó hasta el auto y en tiempo record llegó a mi casa. Apenas llegué me fui a mi habitación, disimulando mi rostro de trauma. Escuché que inventó una excusa respecto al trabajo y que lo iba a ocupar por más de lo que había pensado y luego se fue. Estuve tenso por varios días, hasta que el recuerdo de ese episodio se borró por arte de magia. Bernardo intentó persuadirme para preguntarme lo que sucedía, pero no me atreví a contarle nada. El viernes, cuando ya me sentí mucho mejor y las hormonas volvían a manipular mi cuerpo, me colé a su habitación. Llevaba días sin descargar y ya me había hecho saber que estaba que estallaba. Y yo me sentía igual, por lo que no quise esperar más. Lo necesitaba más que nunca. Quería sentir que él me poseía. Quería que me hiciera olvidar y no pensar. Quería sentirme protegido. Cuando entré, el olor de su habitación me inundó. Amaba el olor que había allí. Era su esencia. Olor a hombre. Delicioso. Di dos pasos y ya me encontraba embriagado por su aroma. Lo contemplé dormir por un minuto exacto. Estaba boca abajo, sus brazos estaban abrazando la almohada, marcando perfectamente sus bíceps. Su espalda estaba descubierta, dejándome ver sus músculos dibujados y el surco de su columna. Me tenté a besarlo, desde comienzo a fin. Admiré la forma en que sus ...
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