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La chica de baduuuu
Fecha: 16/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: jose autor, Fuente: CuentoRelatos
... niñata de 19 años que, en lugar de mostrar oposición separaba sus piernas y se dejaba hacer mientras le devolvía una mirada retadora. -Por cierto, parecías distinta en las fotos. -¿No te gusto en persona?-preguntó con síntoma de enfado. -Claro que me gustas - le dije mientras le acariciaba la mejilla- Me encantas, pero te veo distinta a como estabas en las fotos ¿Son de hace tiempo? -¡No!-contestó indignada-Me las hice para ti, lo que pasa es que sin maquillarme y viéndome en ropa interior te pareceré distinta. -Será eso. -Pues claro Qué coño te crees, ¿qué me ando haciendo fotos para todos? A medida que la conversación avanzaba me iba arrepintiendo de haber hecho aquel comentario. Era evidente que se había ofendido, o quien sabe, tal vez estaba actuando. Nunca lo sabré a ciencia cierta, pero en ese momento me lamenté de ser tan sincero, temiendo que aquel ángel echara a volar después de haberlo tenido tan cerca y haber olido su dulce perfume y esto último no lo digo por decir. Se había echado esas fragancias tan embriagadoras que suelen emplear las chicas jóvenes y que te incitan a querer lamerlas de arriba a abajo como si se tratasen de un enorme helado de fresa. - No te enfades Irati pero es que cambias mucho así vestida. Claro que me gustas. -Que te quede claro- amenazó con expresión desafiante.- No eres el primero que me quiere meter la polla-dijo mientras me agarraba por la muñeca y alejaba mi mano de su entrepierna- pero yo nunca miento y si ...
... te digo que esas fotos me las hice para ti es que me las hice para ti ¿Esta claro? -Que carácter, chica. De acuerdo. -¡Es que me joden esos comentarios!-gritó ofendida. Para frenar ese arrebato de mala ostia, en lugar de amedrentarme, la volví a coger con fuerza agarrándole su culito y comencé a besarla de forma lasciva. Al principio mostro cierta resistencia, pero en cuanto notó como mi mano volvía a acariciar su rajita por encima del pantalón se relajó y se dejó llevar, sin dejar eso sí, de matarme con la mirada. -Cabronazo desconfiado- me dijo después de morderme el labio. Empleando su misma técnica, no me tome la molestia ni de rebatirle ese comentario. Simplemente la cogí de la mano y sin decirle nada la conduje por la calle que hay entre las facultades y la estación de la Renfe de Vitoria buscando un lugar más escondido. Las reacciones de la gente que nos miraba eras distintas e iban desde la sorpresa hasta la envidia pasando por la indignación de ver como un hombre de mi edad llevaba de la mano a esa chica que ya de por si era joven y aún más que parecía serlo al ir así vestida. Aquella situación parecía divertirle sobremanera a Irati, ya que cuando alguna persona se quedaba mirándonos con cara de reproche ella no dudaba un solo instante y se abalanzaba a mi cuello fundiéndose conmigo en un húmedo morreo para que no quedara la menor duda entre los espectadores de que ella no se trataba de mi hija ni mucho menos. No es que abunden sitios discretos en ...