Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 16) El pene chico ya no es
Fecha: 17/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos
... su rostro terminó algo cubierto con saliva y semen.
La volví a meter en su boca y empecé a decirle “Decime que lo lamentas, pedíme perdón”. Pero ella no podía responder porque su boca estaba completamente llena, apenas se escuchaba un balbuceo. La saqué y ella repetía arrepentida “Lo siento, lo siento”.
Aun agarrándola del pelo, la hice poner de pie, rápidamente le di vuelta y la empujé sobre la cama. Empecé a manosear desesperadamente su culo, metía mis dedos entre su concha sin consideración alguna. Tomé mi pene entre mi mano y lo introduje en su coño. Ella se agarraba a sí misma de las nalgas y yo a ella de sus brazos. La sacudía con la misma intensidad con la que lo había hecho en su boca. Desde el comienzo ella estuvo gimiendo escandalosamente.
Luego la tomé del pelo y la hice recostarse hacia mí. Seguía cogiéndola con desesperación, la intensidad era cada vez mayor. Llegó un momento en que la tomé con una mano del cuello y con la otra la cabeza y empecé a sacudirme buscando acabar en ella. Pero finalmente me arrepentí, consideraba que hasta ahora no había pagado su castigo.
Empecé a besarla por el cuello mientras escuchaba como chocaban nuestros cuerpos, sus fuertes gemidos y el sonido de mi pene deslizándose por su interior. Sentía que iba a terminar en ella en cualquier momento así que decidí detenerme para alargar su castigo. “Te ves asustada, no te pareces a la puta que me sedujo por primera vez hace unos cuantos años”, le dije mientras la miraba ...
... fijamente a los ojos. Rápidamente le di vuelta y la arrojé en la cama. Abrí sus piernas con fuerza y se la metí sin contemplación alguna. Le pedí que metiera sus manos bajo su espalda, como si estuviese arrestada. Inicialmente no hizo caso, así que tuve que gritarle para hacerle notar que era una orden. La sacudía con fuertes empellones mientras me apoyaba de una mano sobre su seno, y con la otra le agarraba el cuello. Estrujaba su pecho, lo amoldaba con mi mano mientras la escuchaba gemir. Sus lamentos ya no eran de temor o de dolor, eran claramente placenteros.
Se la saqué y abrí muy bien sus piernas, lo más que pude. A continuación, dirigí mi pene hacia su culo, empecé a penetrarlo lentamente mientras notaba la reacción molesta de Mariajosé. Antes de que ella pudiera reprocharme le dije “Callate puta o te va a ir peor”.
Veía su rostro de dolor a medida que iba aumentando la intensidad y velocidad de la penetración. Me volvía loco agarrándole por ratos los senos, por ratos su concha, y llegó un momento en que la di una cachetada en la parte interior de su muslo. Los gritos y gemidos de Mariajosé se fueron haciendo cada vez más sonoros y constantes, de hecho, me maldecía mientras la cogía. Trató de sacar sus brazos que estaban bajo su espalda, pero inmediatamente le dije “Ni te atrevas”.
Volví a agarrarla del cuello y a empecé a moverme tan fuerte, y a tal velocidad, que pretendía generarle dolor. No aguanté más y terminé corriéndome en su culo.
Centré mi mirada en la ...