La historia de Ángel, solo era un muchacho (04)
Fecha: 27/06/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Eduardo me había mandado llamar para que fuera a la biblioteca, cuando entré estaba solo con un periódico en la mano y mirando la pantalla de su ordenador llena de números que para mi no decían nada, vestía una simple bata de seda color crema y la tenía un poco abierta dejando ver sus piernas.
-Acércate. -me haba quedado parado, no había vuelto a entrar allí desde el día de mi llegada y ahora lo miraba todo con curiosidad, las enormes estanterías llenas de libros, las estatuas en mármol blanco, integradas en las dos columnas que diferenciaban la habitación, los altos ventanales de cristales biselados, para hacer que la luz de descompusiera formando arcoiris de colores. Reaccioné y llegué a su lado detrás de la mesa, le fui a besar en la mejilla y él giro la cabeza haciendo que nuestros labios se unieran. Fue un beso breve, como un piquito.
Quería conocer el nivel de mis estudios y lo que deseaba estudiar. Algunas veces había pensado en ser profesor, quizá atraído por lo interesantes que los veía en su labor y fue lo que conteste.
-Me parece bien, miraré en un centro especial que pueda enviar los profesores que necesites, tendrán que prepararte para hacer el ingreso en la universidad, como llevará tiempo a la vez prepararemos tu cambio de identidad.
Me quedé mirándole indeciso, y de cualquier manera lo que me proponía, o había decidido que hiciera, no estaba tan mal, podría salir de la casa, hacer una vida relativamente normal. Al ver que no opinaba levantó la ...
... cabeza y sujetándome de las nalgas me llevó para que me sentara en sus piernas.
-¿Qué piensas? Te has quedado callado. -sentía la calidez de su cuerpo y podía ver el vello de su pecho entre negro y blanco, por la abertura de la bata.
-Bien, Eduardo, estoy de acuerdo y haré lo que desees. -me apretó la cintura en un cálido abrazo y me besó la cara.
-Pues así se hará, ahora vamos a la sala de relax, he llegado el masajista y quiero que te atienda a ti primero y ver como te trabaja el cuerpo.
Cuando llegamos a la sala el enorme hombre preparaba la mesa camilla colocando una sábana blanca, vestía un uniforme blanco que me recordaba a los de enfermería, con pantalón flojo y chaqueta abrochada en diagonal, medio abierta mostrando su poderoso pecho. La cabeza sin pelo le brillaba.
-Quítate a ropa y colócate en la camilla. -el que me hablaba era Eduardo. Me quité la ropa y busqué una toalla en las repisa donde estaban colocadas para taparme de medio cuerpo, y me subí a la camilla quedando tumbado boca abajo.
-Hazle al chico un buen trabajo Néstor. -era la primera vez que escuchaba su nombre, ahora que Eduardo le pedía un buen trabajo para mí.
El tal Néstor tiró de la toalla que me cubría y luego, con sus grandes manos, me elevó el cuerpo para sacarla de debajo de mi, ahora estaba totalmente desnudo delante de los dos hombres.
Sentía caer sobre mi piel el aceite de masaje y luego sus fuertes manos comenzando por mi cuello y los hombros. De la rigidez inicial pasé a ...