1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (04)


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... los dientes para no desmayarme y sentirme sujeto a algo.
    
    A la vez sentía caerme en la cara los chorros de leche de Eduardo. Caí colapsado cuando Néstor retiró la mano llena de semen.
    
    Abrí los ojos, no me había caído la leche de Eduardo en ellos, se agarraba la verga que se le iba volviendo floja a ojos vista, y abrí la boca para que me diera en la lengua las últimas gotas de semen que colgaban de ella.
    
    Luego se inclinó y lamió la leche que tenía en mi barbilla y me ofreció la lengua con el semen, se la chupe, lo sentía salobre pero rico en el calor de su boca, sin darme cuenta me estaba convirtiendo en un adicto a le leche de macho.
    
    -Eres increíble Ángel, hacía mucho que no me sacaban la leche hijito, lo haces muy bonito. -y volvió a besarme limpiándome la cara con la lengua hasta que se comió todo el semen que había derramado.
    
    —————————
    
    Aquella experiencia con Eduardo y su masajista había resultado muy agradable y satisfactoria, además me sentía satisfecho de haber podido, de esa manera, pagarle a Eduardo parte de sus favores.
    
    Habíamos comido Eduardo y yo solos, como siempre que se daba esa circunstancia, en el comedor anejo a las cocinas, jugando con dulce y servidos por Alicia.
    
    Berta había preparado unas croquetas de bacalo seco que estaban deliciosas con ensalada, y antes un puré de verduras con picatostes, y piña natural de postre. Me gustaban mucho más esas comidas sencillas, preparadas personalmente por Berta y en aquel espacio más familiar ...
    ... y recogido, que las comidas donde estaba Ana María tan sofisticadas y servidas por el restaurante. A Eduardo también le encantaba esa comida y sentir a Dulce moviéndose entre nuestras piernas.
    
    -Me ha dicho Pablo que Damián te va a enseñar a conducir. -levanté la vista del plato para mirar su reacción, él me miraba sin demostrar nada y enarqué las cejas rogándole con la mirada que no se opusiera.
    
    -Ha sido una buena idea de su parte que no se me había ocurrido, así estarás entretenido, esta tarde no voy a necesitar el coche y Ana está fuera, puedes ir a las cocheras después y que Damián te vaya enseñando. -creo que mi mirada ya decía toda la alegría que sentía.
    
    -¡Oh, sí! quiero que me enseñe, gracias Eduardo. -estiró la mano para cogerme la mía y la apretó con algo que me pareció cariño.
    
    No es que me diera prisa, es que corría atravesando el salón antes de llegar al pasillo de nuestras habitaciones, para cepillarme los dientes y escapar hacia las cocheras en busca de Damián.
    
    Las puertas estaban abiertas y las carrocerías de los vehículos brillaban, pero Damián no estaba allí, recorrí el gran espacio, y al fondo a la derecha había tres puertas, llamé golpeando sobre ellas sin recibir una respuesta, me decidí y volvía a ser curioso, la primera que abrí correspondía a un váter con lavabo y una ducha cuadrada de esquina. La siguiente era una habitación dormitorio que cerré enseguida y la tercera resultó la más interesante, era bastante grande y contenía algunos ...
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