La historia de Ángel, solo era un muchacho (04)
Fecha: 27/06/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... la punta y quería meter más.
-¡Ayyy! ¡Ayyy! ¡Ayyy! Eduardo, que rico. Ummmmmm, me gusta, me gusta. -a Eduardo debían entusiasmarle mis ronroneos de gato y mis gemiditos ahogados, movía la lengua taladrándome el anito muy agresivo.
Pensé en Pablo, necesitaba su verga en ese momento, la lengua de Eduardo era divina pero necesitaba más carne dentro de mi culito, algo más duro y potente, si acaso la polla de Erico, sentir en el vientre empujando una polla dura como las de aquellos machos.
Y de repente se detuvo, dejó huérfano a mi ano cuando ya se abría él solo buscando ser penetrado. Néstor me giró un poco para que mi cabeza quedara al borde la camilla pero no me dejó tumbar, seguía con el culito en pompa dejando que me dispusiera. Abrí los ojos y tenía ante mi la verga de Eduardo, ante mis asombrados ojos la miraba, había cobrado vida, su dureza no era demasiada, ni siquiera suficiente para pretender metérmela por el culo. La polla le colgaba bastante grande, saliendo del vello blando que le envolvía los testículos con el escroto estirado, colgantes como el mismo palo del que pendía un hilito de sus juegos.
La acercó hasta el borde de la camilla, y supe lo que deseaba que hiciera. Abrí la boca y dejé que aquella masa de carne me llenara. La sentía suave y esponjosa contra mi lengua, de sabor rico.
-Chúpala Ángel, cómela precioso, dame placer. -a la vez que le chupaba la polla a Eduardo, y no podía atenderle como se merecía en esa postura, Néstor detrás de mi me ...
... tocaba el ano comenzando a meter un dedo que me hizo lanzar un sordo gemido, siguió algo más gordo apretando, metió el pulgar doblándolo y haciendo juegos con él.
-¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! -gemía sin sacar la polla de Eduardo, ahora más dura que me llegaba a la garganta.
Néstor, con la mano que tenía libre, cogió mis huevos estirándolos y luego la verga comenzando a masturbarme. Era increíble lo que aquellos dos hombres, uno mayor y el otro viejo lograban arrancar de mi cuerpo, conseguí llegar con una mano para agarras los colgantes huevos de Eduardo, eran tan suaves y estaban tan calientes tras la piel estirada y casi transparente.
-Así, así pequeño, se dulce, mételos en tu boquita. -saque la verga para meterme los huevos, no podía con los dos y tuve que ir por partes. Me encanta sentirlos sobre mi lengua y los pelos del escroto.
-Así, mi dulce Ángel, dale, dale, ahora la verga pequeño, quiero correrme y me va a venir. Eduardo se iba a correr y a mi me pasaba lo mismo, Néstor me sacaba el dedo pero para sustituirlo por la boca y besaba mi anito para volverme loco.
Entonces sentí que Eduardo iba a eyacular por los movimiento bruscos que hacía, estaba dispuesto para recibir su leche en mi boca, y de repente me retiró la polla, cerré los ojos contrayendo el ano, aprisionando la lengua de Néstor, y comencé a temblar lanzando chorros de leche que el hombre recogía en la mano mientras gritaba incapaz de controlarme.
-¡Ahhhhh! ¡Ohhhh, Dios! ¡Ahhhhh! -apreté ...