Cómplice, cuernos sin culpa
Fecha: 01/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... y se hace jugos dentro de la vagina de Raquel.
Mis sentidos solo funcionan para tentar, sentir su carne, percibir las caricias que abandona en mí, aspirar el perfume de su piel trémula y húmeda, escuchar los gemidos de satisfacción, ver su cuerpo inclinado en adoración sobre el mío, degustar el sabor que extrae de mi verga. De pronto, es como si todo se hubiera borrado de mi mente, solo ella y estas instancias es lo más que puedo sentir, la razón no alcanza y la pasión se me desborda, tengo la sensación de que cada acto se vuelve puro, cada suspiro está cargado de sentimiento, cada minuto que transcurre son sesenta segundos más de permanencia en el paraíso. Puedo sentir que el mundo ha dejado de girar para nosotros.
Siento que habito el mejor de los mundos, un privilegiado del destino, sus ojos se han apoderado totalmente de mi persona, su mirada se torna diabólicamente centelleante y apasionada, lujuriosos labios, brasas ardientes sus caricias, me pierdo en su intensa mamada de verga. El placer se detiene, también el delirio y magia, deja de mamarme…
—¡Quiero sentirla dentro mío! Te sentí al borde de acabar, ¡te necesito acá! – señala su vagina.
Hábil como pocas, para tener el control de suspender la sensual mamada en dos oportunidades y cuando sintió que está a punto de venirme en su boca por el delicioso contacto hizo la pausa para cambiar el curso de acción.
Consumida por la lujuria del momento, abandona el recato, afloja del abrazo y se tiende de espaldas, ...
... las piernas abiertas ofrecen el camino del desahogo carnal, su cofre de placeres está dispuesto, separa los labios vaginales hasta que asomó la deliciosa hendidura, tallada en nácar rosado, aguardando al visitante.
Arrodillado ante las columnas del templo puedo escuchar el silencio, dispuesto al sacrificio en la comunión carnal del sacerdote mientras me van ganando los impulsos de su ardiente naturaleza despertados en la inminencia del acto sublime de entregarme en manos de la lujuria.
El sacerdote, se inclina complacido ante la ofrenda carnal, dispuesto al sacrificio. La extraordinaria sensualidad de la naturaleza hecha hembra para entregarse a satisfacción de los deseos del macho con increíble deleite, ya no quedan lugar para pensamiento, los hechos hablaron por sí mismos.
Entrada triunfal al cálido recinto lubricado de deseo, deslizando mi sexo en la urgencia pasional, de un solo golpe llegar al máximo que permiten los límites de los cuerpos, abrazo y gemido fueron los halagos recibidos en la entrada triunfal. Las bocas de cada quien se esconden en el cuello del otro, sentimos el fragor de la calentura que nos consume a fuego lento.
En este momento celebré la pausa que impuso cuando me sacó de su boca, de otro modo me habría impedido el disfrute prolongado que ahora estoy gozando.
Los pies enlazados en mi cintura le permiten impulsarse, elevar la pelvis, colaborar en la penetración intensa, los movimientos convulsivos, intensos y caóticos nos pierden en sus ...