1. Despedida íntima


    Fecha: 04/07/2019, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Continúa a "La primera despedida".
    
    *****
    
    “Tres en una cama y sobraba cama y no era por frío, porque calor era lo que había de más”, así pensaba yo mientras soportaba el chupamocos de poniente que soplaba como una patada en los huevos, porque hacía sudorizar la piel del camello, que ya es decir. La noche fue larga; después de una sencilla cena para los mayores y un frugal banquete para nosotros, nos fuimos Néstor, Tono y yo a sufrir calor por el pueblo. Mi intención era acercarnos a la casa de Néstor y saludar a su madre, porque me parecía que iba a irme sin saludarla, mejor dicho, sin conocerla. Salimos de casa en short, ni camisa ni nada. Ellos, Néstor y Tono llevaban zapatillas, pero yo me puse unas chancletas por aquello de no ir descalzo. Me gusta ir descalzo, en casa lo hago, pero cuando salimos a la calle siempre que voy descalzo no para de decirme alguien que “si hay vidrios y me cortaré”, que “si un clavo y me entrará el tétanos”, que “si el pie se raspa con el suelo y crecen durezas”, etc., entonces lo mejor es calzarse con lo más simple.
    
    Néstor había llamado a su madre para decirle que la íbamos a visitar. Pero ella le respondió que no estaba en casa y que, si acababa pronto, ya le avisaría para que fuéramos. En la conversación Néstor le había dicho que eso no tenía sentido porque para ir a verla teníamos que vestirnos adecuadamente, lo que no se improvisa. Entonces ella le había dicho que mejor que no fuéramos, ya nos conoceríamos en otra ocasión. Nestor ...
    ... se quedó disgustado y tuve que decirle que ya nos conoceríamos un día, que no era para derrumbarse. Tono lo animó diciéndole que otro día él vendría del pueblo y saludaría a su madre. Ya me estaba dando cuenta que yo no era el único que tenía diferencias con mi madre. Así que nos decidimos a salir como habíamos previsto. Yo llamé a Gaspar para decirle donde estábamos, pero me contestó lamentando no poder venir, porque estaban cenando, pero que vendría un rato a casa para despedirse.
    
    Nos sentamos en una terraza de bar y pedimos un whisky y dos gyntonic. Néstor se puso a contarnos algunas historias de su tiempo de escolar, aunque él fue a una escuela pública del pueblo, donde estaban también Gaspar y Fernando; me parece que en las escuelas públicas había mayor libertad. Pero lo pasó mal, según contaba, porque no se sentía contento en ninguno de los muchos grupos con que estaba dividido el alumnado del colegio.
    
    Veíamos que se iba yendo la gente y decidimos no quedarnos los últimos. Pedí la cuenta y pagué lo que me pareció una ridiculez por un whisky y dos gyntonics. La verdad es que eran muy simples y no tenían ni gracia, pero me pareció que era poca invitación para ser una última noche.
    
    De regreso les comentaba esto de los precios del pueblo y lo poco que había costado, y les dije:
    
    —”Como buen amigo, primo y hermano, tengo que pagar adecuadamente esta despedida pero en la cama, si os parece”.
    
    —”Eso es lo que deseamos nosotros dos, enviarte a la ciudad con el mejor ...
«1234...»