1. Donación de esperma


    Fecha: 28/08/2017, Categorías: Fetichismo Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... moverse llevó sus manos a la espalda y soltó el sujetador. Colocó uno de sus brazos cubriéndose los pechos antes de dejarlo caer. Muy despacio fue retirándolo hasta permitirme disfrutar de aquellas estupendas tetas que parecían desafiar la fuerza de la gravedad, con sus dos rosados pezones apuntando hacia mi agradecida cara.
    
    –¿Cómo va? –Me peguntó mirando hacia mi polla congestionada y enrojecida– ¿Hacemos progresos?
    
    –Eee… –titubeé– Voy mejor, pero me está costando mucho. No sé si lograré eyacular.
    
    –No nos rindamos. Habrá que reforzar la dosis del tratamiento.
    
    Dicho lo cual sujetó la goma de su braga con dos dedos y comenzó a bajarla, despacio, balanceándose provocativamente. La bajó hasta los muslos y la dejó caer. Puede percibir el ligerísimo sonido que hizo al rozar el nylon de las medias. Admiré hipnotizado el delicioso triángulo de rizado vello que se movía sinuoso a unos centímetros de mi nariz. Aspiré con fuerza para captar su familiar aroma mezclado con el sutil perfume que le envolvía el cuerpo. Fantaseé con la imagen de la enfermera, desnuda por la mañana tras ducharse, aplicándose coqueta y libidinosa unas gotas de perfume en la entrepierna.
    
    Abrió los muslos y se acercó aún más a mí, colocando sus piernas a los lados de las mías. Mi mano machacaba sin descanso mi polla, ahora situada justo debajo de su coño. Podía ver sus labios mojados y abiertos a unos centímetros de mi capullo empapado de semen.
    
    Ella miró interrogativa hacia mi rostro ...
    ... desencajado y sudoroso. Yo lancé una mirada a mi verga y negué con la cabeza con un sentido gesto de “lo siento nena, tendrás que seguir calentándome”. Entonces ella se giró sin apartarse y colocó sus redondas nalgas delante de mi cara. Con las manos la abrió y me permitió ver el glandulado aro de su ano, rodeado por un ligero halo de vello casi transparente que descendía por el perineo hasta enlazar con las ensortijadas hebras que adornaba su jugosa raja. El corazón parecía que se me fuera a salir por la boca.
    
    –¡Aaaaaaah… ya, ya me viene! ¡Estoy a punto…!
    
    Rauda, ella cogió el recipiente y lo colocó delante de mi polla. La eyaculación estalló volcánica, como una descarga eléctrica recorriéndome del bajo vientre hasta la punta del nabo. Creía que las violentas convulsiones iban a desencajarme las articulaciones de todo el cuerpo.
    
    De manera muy profesional la enfermera aguardó a que extrajera hasta la última gota de leche. Cuando terminé de estrujarme la piel del prepucio sobre el glande caí derrengado con un suspiro sobre el asiento.
    
    La observé recoger su uniforme con perfecta naturalidad, como si en vez de un striptease y una paja me hubiese hecho, no sé, una extracción de sangre. Se ajustó la braga y el sujetador, se colocó la bata y la abotonó, y se aseguró de que su cabello estaba en su sitio. Recogió el vaso con la muestra y salió por la puerta recordándome que pasara por recepción para firmar los impresos. Me deleité por última vez con la vista de su trasero ...