1. Acabé cachonda con mi hermano


    Fecha: 06/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Gema, Fuente: CuentoRelatos

    ... quedarme dormida, cuando recordé lo que él había confesado. Permanecí despierta hasta que lo oí entrar por la puerta de casa, dando tropezones con casi todo. Debía estar completamente borracho. Segundos más tarde, escuché que abría la puerta de mi cuarto y que se acercaba hasta mí. Yo no sabía qué hacer, si esperar a que estuviese a puntito y joderle la paja o salir de mi fingimiento en ese instante mismo. El muy cerdo se desabrochó la bragueta y se la sacó allí mismo. La tenía pequeña, además. El tío siempre vanagloriándose de su gran polla y luego la tiene como todo hijo de vecino... típico.
    
    Yo fingía dormir y, con los ojos entreabiertos, parcialmente cubiertos por las mantas, lo veía allí, a apenas medio metro de mi cara, meneándosela como un mono, poniendo cara de estar en la maldita gloria. Me daba asco, pero, por otro lado, me empezaba a divertir la escena. Al principio, creí que me divertía pensando en la cara que iba a poner cuando me levantase, pero luego me percaté de que estaba poniéndome bastante cachonda con aquello. Mi hermano empezó a movérsela más y más rápido y, de pronto, sacó un pañuelo de papel del bolsillo y se acercó, flexionando las rodillas. Me puso su glande como a seis o siete centímetros de la boca y colocó el pañuelo justo debajo. Casi me rozaba los labios. La meneó un poco más y, muy hábil, soltó toda su leche en el pañuelo sin darme ni con una sola gota. Yo me quedé helada de verdad, como nunca había estado. Mis braguitas estaban muy ...
    ... mojadas, sentía una excitación increíble mientras él susurraba que yo era fantástica y que le encantaría correrse en mi boca. Terminó, se limpió la polla con otro pañuelo de papel y se largó del cuarto, dejándome con la duda de si decírselo a mis padres y meterlo en un lío o bien dejarle con sus fantasías.
    
    Por tres días estuve dudando. La verdad es que la experiencia me había puesto cachonda perdida y que luego tuve que tocarme debajo de las sábanas para saciar mi apetito. Fantaseé con un chico de clase que me pone a cien, pero la imagen de mi hermano sacudiéndosela delante de mí volvía a mi mente una y otra vez. Dudaba entre lo que me dictaba mi mente (denúncialo a la poli, que se pudra en la cárcel, es un pervertido), lo que me dictaba mi corazón (no puedes hacerle esto a tu madre, piensa en tu padre, imagínate lo que dirá la abuela) y lo que me dictaba mi sexo (dios, el chico no está haciendo nada malo, no te toca, solo se masturba, mujer, si hasta te gustaba). Pasé los tres días casi sin hablar con nadie. Me ponía cachonda en todas partes, rememorando a mi hermano, al cabrón de mi hermano, corriéndose ante mi cara, diciendo que la chupo de muerte. Y tan salida iba que el sábado por la noche me enrollé a un chico que llevaba tiempo dándome la brasa y me lo llevé hasta un parque, donde le hice de todo. Fue el único momento en tres días que no pensé en mi hermano.
    
    Pero la noche del domingo al lunes, volvió a entrar en mi cuarto y volvió a repetir la escenita. Yo volví a ...