Anita de tus deseos (capitulo 8)
Fecha: 06/07/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... que me pasa eso es porque es muy tarde.
—¿Qué hora es? —dije medio amodorrada.
—Casi la hora de comer.
—Pero tenemos que ir a… —dije incorporándome mientras mis tetas vibraban con el movimiento.
—Cómo me gusta cuándo haces eso, —dijo papá poniéndome una taza de café en la mano—. Ya he llevado el coche y he vuelto.
—¡Joder!
—Te he llamado, pero estabas grogui, —dijo papá riendo mientras se levantaba—. Voy a preparar la comida.
Después de comer y lavar los platos, cogimos las esterillas y cogidos de la mano nos encaminamos a la playa. Ya me he acostumbrado a que le miren a papá la polla más que a mí, y lo que más me divierte es que son los tíos los que más le miran: son unos envidiosos.
Llegamos a la playa y nos sentamos en las esterillas. Nos embadurnamos con el protector solar y me tumbé a tomar el sol mientras papá abría su libro.
Llevábamos un par de horas cuándo de improviso sentí la mano de papá en mi chocho. Me sobresalte un poco porque no me lo esperaba, pero rápidamente separé un poco más las piernas para facilitarle las cosas. Noté cómo el deseo me embriagaba y se apoderaba de mí. Permanecí con los ojos cerrados: me daba igual que me vieran. Oía conversaciones cercanas y eso me excitaba más. Me sentía extremadamente caliente por la acción de papá y por el sol que pegaba de lo lindo. Cuándo me fui a correr, papá pegó sus labios a los míos para impedir que me pusiera a gemir y montara un escándalo.
Espaciadas por el tiempo en que ...
... leía un capítulo del libro, repitió la misma operación un par de veces más con idéntico resultado.
A eso de la siete de la tarde regresamos a la auto caravana. Por el camino fuimos cogidos de la mano, pero se me pasó por la imaginación el ir cogida de la polla de papá. Eso sí que hubiera levantado muchas habladurías.
Nos duchamos, y cuándo esperaba que papá me follase, resultó que no y eso me sorprendió porque no era normal: no recuerdo un solo día dónde no me folle, al menos, un par de veces al día. Sirvió un par de copas de vino blanco muy frío, nos sentamos en las tumbonas y nos pusimos a charlar.
—Vamos a cenar, —dijo a eso de la ocho y media—. Te he preparado una sorpresa.
—¿Una sorpresa?
—Sí. Esta mañana he traído de Cartagena marisco y otras cosillas que sé que te gustan. Y de beber: champán.
—¿Champán?
—Y francés:VeuveClicquot.A tu madre le gustaba mucho esta bodega. Mientras caliento la cena prepara la mesa y cómo no tenemos copas de champán, pon de vino.
Papá había traído caldereta de langosta. Ya estaba preparada, solo había que calentarla. También salpicón de marisco y muchos langostinos, que sabe que me pirran. Menudo atracón que me pegué: no sobró nada. Y además con el champán que estaba buenísimo.
Recogimos la mesa y nos sentamos en las tumbonas con lo que quedaba del champán. Estaba muy hablador, y yo estaba encantada. A veces pienso que papá habla poco porque yo no le dejó meter baza. Él lo niega y asegura que le gusta mucho ...